domingo, 6 de octubre de 2013

Hortensia... mis homónimas


En la entrada de éste domingo tan especial, les traigo la sencilla historia de dos de las Hortensias que más admiro y 'amo', la una gran matrona de la Roma antigua y la otra una hermosa 'disoluta' que recorrió Europa huyendo de su cismático marido por allá en la época del Rey Sol...
Recordémoslas:

Estatua de Hortensia en Roma.


Hortensia, hija de Quinto Hortensio, el famoso orador romano del que he tomado mi nombre y quien fuera elegida entre todas las mujeres de Roma para llevar la palabra de rechazo ante el foro, por la propuesta de un gran impuesto contra las mujeres más pudientes del imperio (1.400 de ellas), que el triunvirato les haría de cobrar en el año 42 a.C, ella ejerció de abogada para evitar pagar la exagerada tasa impuesta para costear una guerra fratricida; llegado el momento las mujeres de Roma caminaron hasta el foro franqueadas por el pueblo y los guardias pretorianos y se plantaron frente a la tribuna donde los triunviros Marco Antonio, Octaviano y Lépido, discutían sobre la posible 'guerra civil' y el mentado impuesto.

El discurso de Hortensia, quien hermosa y altiva, culta y contestataria, ha llegado hasta nosotros gracias a el historiador de esa época  Apiano... yo lo quiero compartirlobcon Ustedes, por que es quizá la primera muestra de feminismo, de protesta de genero que se halla certificado por su entereza en la historia... éste es el fragmento más importante de su discurso:

" En aquello que correspondía a unas mujeres de nuestro rango solicitar de vosotros, recurrimos a vuestras mujeres, pero lo que no estaba acorde fue el ser ultrajadas por Fulvia, (esposa de Marco Antonio) por ello nos hemos visto empujadas a acudir, todas juntas, al Foro, por su causa. Vosotros nos habéis arrebatado a nuestros padres, hijos,  maridos y hermanos acusándolos de que habéis sufrido agravio por ellos; pero si, además, nos priváis también de nuestras propiedades, nos vais a reducir a una situación indigna de nuestro linaje, de nuestras costumbres y de nuestra condición femenina.

Si afirmáis que habéis sufrido agravio de nosotras, igual que de nuestros esposos, proscribidnos también a nosotras como aquellos. Pero si las mujeres no os declaramos enemigos públicos a ninguno de nosotros, ni destruimos vuestras casas, ni aniquilamos vuestros ejércitos o condujimos otros contra vosotros o impedimos que obtuvierais magistraturas y honores, ¿por qué hemos de pagar tributos nosotras que no participamos en las ofensas?

¿Por qué hemos de pagar tributos nosotras que no tenemos participación en magistraturas, honores, generalatos, ni, en absoluto, en absoluto, en el gobierno de la cosa pública, por las cuales razones os enzarzáis en luchas personales que abocan en calamidades tan grandes? ¿Por qué decís que estamos en guerra? ¿Y cuando no hubo guerras?¿ ¿Cuando las mujeres han contribuido con tributos? A éstas su propia condición natural las exime de ello en toda la humanidad, y nuestras madres por encima de su propio ser de mujeres, aportaron su tributo en cierta ocasión y por una sola vez, cuando estabais en peligro de perder todo el imperio e, incluso, la misma ciudad, bajo el acoso cartaginés.

Pero entonces realizaron una contribución voluntaria, y no a costa de sus tierras o campos, o dotes o casas, sin las cuales cosas resulta imposible la vida para las mujeres libres, sino sólo las joyas personales, sin  que éstas estuviesen sometidas a una tasación, ni bajo el miedo de delatores o acusadores, ni bajo la coacción o violencia, y tan sólo lo que quisieron dar ellas mismas. Y, además, ¿qué miedo tenéis ahora por el imperio o por la patria? Venga, ciertamente, la guerra contra los galos o los partos y no seremos inferiores a nuestras madres en contribuir su salvación, pero a las luchas civiles no aportaríamos jamás nada ni os ayudaríamos a luchar unos contra otros. Pues tampoco lo hicimos en época de César y Pompeyo, ni nos obligaron a ello Mario, ni Cinna, ni siquiera Sila, el que ejerció el poder absoluto sobre la patria, y vosotros afirmáis que estáis consolidando la República."

Hasta aquí el resumen de Apino del discurso de Hortensia en el Foro, en él vemos que por primera vez una mujer se enfrenta al poder para defender su condición de género, es la primera feminista de la historia, 'lo presentó como un problema de enfrentamiento entre hombres y mujeres, gobernantes los primeros, sometidas las últimas.' Los triunviros molestos por el regaño simple pero profundo de una mujer, ordenaron que fueran expulsadas por la fuerza del Foro, pero el pueblo apoyó a Hortensia por su elocuencia y la apoyó a ella y al resto de mujeres rodeándolas... la orden del decreto fue derogada y revisada, eliminaron 1.000 nombres, pero no el ella.

Murió admirada, muy respetada y por sobretodo querida como ejemplo de las matronas más significativas de esa Roma... y muy rica. La no solidaria Fulvia, murió 'cachoneada' y avergonzada por su marido que murió en Egipto junto a su 'esposa' la Gran Faraona, Cleopatra VII...


Hortensia  Mancini.


Hortensia Mancini, duquesa de Mazarinoy De La Meilleraye, fue una de las más hermosa y ricas herederas de Europa, junto con su hermana María, sobrinas del cardenal Mazarino y enamorada de Carlos el 'príncipe errante' y futuro Carlos II de Inglaterra, que se quería casar con Hortensia de la que se enamoró locamente, Mazarino que no creía en Carlos, ni pensaba que el estuardo llegaría a ser rey, calculó mal y rechazó la propuesta de matrimonio.

Mi 'loca' homónima, nació el 6 de de junio de 1.646, hija de Lorenzo Mancini, un aristócrata romano y de Girolama Mazarino, hermana del cardenal. A los seis años su tío, que la adoraba, la hizo trasladar a Francia para ser educada, se trataba de una criatura muy especial, la Naturaleza la doto de una hermosura resplandeciente, de una blancura de piel que parecía mármol blanco de Carrara, de unos vivaces ojos negros que con su sonrisa parecían de una picardía sacada de un cuento de hadas, su monumento de cuerpo, alta y esbelta y siempre elegante, hacían la delicias de los cortesanos cuando la veían pasar, de exultante hermosura en todo su conjunto, era la más hermosa de la Europa de su tiempo, culta y políglota su belleza era... cautivante.

Aquí comienza su historia y su tragedia que la voy a resumir: a sus tiernos 15 abriles o primaveras, su tío, el todopoderoso cardenal Mazarino, decide casarla con "un gran partido" el aristócrata francés Armand-Charles de La Porte Meilleraye, par de Francia y catorce años mayor que ella pues contaba a la sazón con 29 años, el matrimonio se realizó el primer día de marzo de 1661 y ratificado por Luis XIV, la boda del año diríase hoy en día, brillante y prestigiosa, pero, siempre los peros que aparecen, fue todo un fracaso en su intimidad, una farsa que se volvió insufrible para la joven Hortensia.

Su mal encarado, avaro y amargado 'esposo', maniático cristiano jansenista rezandero, exagerado en su devoción y enamorado hasta los 'tuétanos' lleno de celos enfermizos (cualquiera ante la exagerada belleza de la esposa) la trató de esclavizar rehuyendo a la sociedad y la corte que hortensia amaba, miren esto: el inestable mental más que cristiano se creía inspirado por Dios y sus supuestas revelaciones y visiones divinas que eran el hazmerreir de la corte del 'Rey Sol', era tan fanático que no quería que las nodrizas amamantaran a los niños en los días de fiestas religiosas ni que las mujeres ordeñaran las vacas por era pecado por sus connotaciones sexuales, a sus sirvientas y esclavas les hacía quitar los dientes para que nadie las mirase y su hermosa colección de arte heredada de su tío, la dañó al mandar pintar encima de ellas para tapar los desnudos, espantosas tachaduras o supuestas vestimentas para evitar la 'vista lujuriosa'.

Con éste loco vivió la pobre Hortensia quien era obligada a pasar la mayor parte del día en la capilla pidiendo perdón a Jesús, por los pecados de la carne, pero a mi querida homónima, quien le fastidiaba la religión terminó por odiarla y no volvió por la capilla... como castigo la encerró en un convento en donde encontró a una joven y alegre 'mujercita' como ella con la que tuvo una gran amistad y hasta algo más, la marquesa de Courcelles, también casada y también castigada, con las que hizo mil una diabluras, como por ejemplo... echar tinta al agua bendita para manchar las caras de las monjas.

Ante las quejas de las monjas decidió el duque que volviera al palacio Mazarino en donde vivirían en cuartos separados, su hermano Felipe, residía en un palacete contiguo al que Hortensia mando hacer un pasadizo secreto al que tenía acceso a cualquier hora del día y de la noche, por lo cual el 'unguido de Dios' al descubrirlo ya tarde, insinuó que tenían una relación incestuosa.

En el convento anexo a ésta iglesia, estuvo presa Hortensia.

Hortensia, con alevosía, premeditación y nocturnidad, decide huir del encierro y esclavitud al que semejante fanático cismático la sometía y no soportó más aquella situación y antes de que se narchitace, decide huir disfrazada de hombre con su sirvienta de siempre Nannon... era la noche de junio 13 de 1668 cuando la duquesa se da a la fuga  con la ayuda irrestricta de su hermano Felipe, duque de Nevers, que le proporcionó caballos y escolta, para refugiarse en Roma en donde vivía su hermana María, dejó atrás a los hijos de ese matrimonio infernal, provocando el gran escándalo de la época... que como consecuencia el marido abandonado (con justa causa) le instaura una querella ante el parlamento de París, consiguiendo una resolución a su favor, que le autorizaba apresar judicialmente a Hortensia, donde fuera y donde quiera que estuviese.

En sus viajes por Europa Hortensia disfrutó de su libertad y sus aventuras, vivió como quiso, con decir que le cogió gusto a los atuendos masculinos los que vestía con regularidad y vivió sin temor a los prejuicios de la época, cuentan que "aprendió a disparar y a manejar el florete con maestría, fue una magnifica amazona y apostó fuerte en el juego y bebió como un cosaco, nado desnuda en los ríos, bailó como una gitana y tomó amantes de ambos sexos". Colofón... se le terminó el capital y regresó a Roma.

Con semejante presión de sus parientes -exceptuando a Maria- y autoridades, Hortensia cede y escribe una carta al cismático celoso pidiéndole perdón, prometiéndole que dispusiera de ella para lo que a bien tuviese que hacer su señor, amo y dueño... que creen que le contestó el loco cristiano, la aceptaría de vuelta pero tendría que purificarse de esa tendencia mundana en un convento por el término de dos años y que a partir de aquella predicación, pensaría que hacer con ella... (maldito). Nada dispuesta a doblegarse ante semejante dictador, Hortensia ya en un estado muy precario económicamente hablando, se vio obligada a empeñar sus joyas y atravesar nuevamente la frontera con la idea de solicitar una pensión sobre los importantes bienes que había aportado a su marido como dote matrimonial. Apresada, nada más cruzar la frontera franco-italiana, fue recluida en el convento de Melun.

Una de las pinturas de Hortensia.


El rey 'Sol' Luis XIV, profundo admirador de la belleza de Hortensia, al ver la situación de ella y conociendo la fama de fanático cristiano de su par, se declaró protector de Ella ordenando su inmediata liberación y anulando las disposiciones judiciales del duque. No contento con ello, le concedió una pensión anual de 24.000 libras y 12.000 libras como dinero de bolsillo para que pudiese regresar a Roma... se cuenta que el duque montó en una cólera tal que no quedo cabeza en títere, al verse desautorizado por el propio rey, por fuerza mayor la cosa quedó así.

Poco después de su llegada a Roma, Hortensia emprende una nueva fuga esta ves con su hermana María, esposa del déspota del príncipe Colonna, (la historia de María es otra, que más adelante se podrá contar) se separan y mi querida 'homónima' se refugia en las tierras de un antiguo enamorado, el duque Carlos -Manuel II de Saboya y allí pasa tres años muy "tranquilos" junto a su antiguo amor, pero, siempre los peros aparecen donde no se les llama, su protector muere y entra la regente a disponer del mando... prudentemente hace sus baúles y se embarca para Inglaterra en compañía del abate de Sain-Réal.
    
Carlos II de Inglaterra, acoge con los brazos abiertos a aquella beldad, a la que antaño quiso convertir en su  esposa, siempre la amó, por ello le asigno de su propio peculio, una pensión anual de 4.000 libras esterlinas. Fue 'feliz' a su modo y encontró otro amor en el Principe de Mónaco, lo que provocó un arrebato de celos de Carlos que le suspendió la pensión, pero Hortensia con sus suaves maneras de seducción lo calmó y de nuevo el rey le dio su pensión y su casa de Londres se convirtió en el lugar predilecto de la flor y nata de la sociedad de la época y de los muchos intelectuales exiliados franceses que por aquellos días vivian en Londres.

Cayó de nuevo enamorada, esta ves de un joven y apuesto caballero sueco, el Barón Baner quien molestó a muchos de los enamorados de Hortensia entre ellos al Príncipe Felipe de Saboya, quien provocó, por celos, al barón sueco para batirse en un duelo que aceptado resultó con la muerte del barón... éste episodio afectó tremendamente a Hortensia, quien loca de pena mando tapizar su alcoba de negro y se encerró varios días sin probar bocado, Sain-Evremond, el mejor de sus amigos logró sacarla de aquella postura que estaba poniendo en peligro su salud y su estabilidad emocional, su cordura y maduró la idea de irse a España a encerrarse al convento en el que su hermana María Princesa de Colonna, por aquellos días se encontraba enclaustrada... desistió y volvió a tomarle gusto a esa vida mundana, pero, siempre los peros... la caída del Rey Jacobo II y el ascenso de la casa de Orange, privaron a nuestra 'triste' duquesa de la pensión que antaño le concediera el rey Carlos y que era la única entrada económica que tenía.

Informado el janseniano, logró una resolución en contra de Hortensia, si no volvía a su lado perdería su dote estimada en 30.000.000 de libras, pero, siempre los peros... Ella había adquirido tal cantidad de deudas que se veía en la imposibilidad de abandonar Inglaterra; le incautaron los bienes, muebles y enseres, viéndose expuesta a la miseria y sin recursos, su caso llegó a los oídos del rey Guillermo III quien conmovido le extendió una pensión de 2.000 libras con las que pasó sus últimos tiempos en su casa de Chelsea, en donde falleció en 1699 por causas no suficientemente aclaradas... se habló de suicidio.

Su más bello retrato.

Hortensia tenía 53 años y estaba enamorada del duque de Albemarle, mucho más joven que ella, pero... otra mujer se interponía entre ellos y fue nada menos la que más agonía podría causarle: la mayor de sus hijas, la marquesa de Richelieu, quien tenía una historia parecida a la de su madre, 'de tal palo tal astilla'; Hortensia loca de celos solo encontraba consuelo en el brandy. Consiguió del rey que expulsara a su hija de Inglaterra tan sólo para sufrir el dolor postrero de ver a Albemarle partir en pos de ella. Su final fue digno de una tragedia griega, unos dicen que se envenenó y lo más probable, que bebió brandy hasta llegar al coma etílico, así la encontró muerta, su fiel sirvienta y amiga, con una botella de ese licor en su mano...

Su marido, rescató su cuerpo de los acreedores que lo tenían secuestrado y lo regreso a Francia con el que pasó casi un año con el ataúd consigo... para arriba y para abajo como Juana 'la loca' con su Felipe 'el hermoso'; presionada por el rey por fin un día accedió a darle sepultura a los pies de la tumba del gran Mazarino, su tío adorado.

Mientras tanto yo seguiré buscando más homónimas que de seguro las hay...

Hortensiosos Abrazos.

Farwel.







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1 comentario:

  1. Buscando a mis homónimas encontré una poetiza en el país Vasco, y si la quieren leer y saludar, esté dentro de mis seguidoras... no se defarudaràn

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