lunes, 15 de julio de 2013

El VELCRO... en nuestra vida diaria



     
        Se que muchos de los que como yo, cuando oí el  nombre de VELCRO, para referirse a un cierre o "pegante" que usamos en múltiples aparatos, cosas y elementos de diario usar, pensamos ¿de donde salió este nombre? ¿Porqué se le llama así...? Pues eso me pasó a mi cuando en una ocasión, no hace mucho tiempo, mi esposa al contestar una pregunta sobre algún elemento que ya no servía, me dijo que tenía que comprar uno nuevo ya que el VELCRO se le había gastado... por unos segundos me quedé pensativo y luego sin el menor asomo de de pena y más bien, con asomo de curiosidad, la abordé con estas palabras: - ¿que es eso del VELCRO?... de que me hablas.



          Mostrando cierto asombro y con una sonrisa maliciosa, me contestó: "del Velcro, por supuesto, es eso que está pegando las correas de tu aparato ortopédico" por esos días había tenido un accidente de columna y tenía que usar una especie de corsé para inmovilizar la fractura de la vertebra, este se adhería a mi tórax con tres correas que terminaban en tela de Velcro.

          Mi inagotable curiosidad me llevó a investigar sobre este curioso invento, tan conocido y tan útil; de lo investigado les puedo contar que... a finales de los años cuarenta del siglo pasado, un ingeniero suizo, llamado George de Mestral, aún más curioso que yo sin duda alguna, noto luego de un día de campo por los bosques cercanos a su casa los pequeñísimos cardos que se le habían adherido a sus pantalones y al pelo de su perro...

         Recolectó algunos cardillos y los puso en un microscopio, descubriendo que estos se componían de centenares de ganchitos que de prendían a cualquier superficie que fuera de material tejido con lazos o rizos. Nuestro ingeniero empezó a hacer varios experimentos con diferentes materiales llegando al Nylon, lo tejió de modo que una tela de éstas se tejió con miles de ganchitos que se enganchaban a la otra pieza de tela de nylon que estaba tejida con diminutas argollitas o lazos.

         Entusiasmado con su descubrimiento y posterior invento, luego de muchas pruebas de resistencia llamó a estas telas VELCRO, de la unión de dos palabras francesas: la una 'velours' que quiere decir terciopelo; la otra 'croché' o 'crochet' que traduce ganchito. Patentó su invento y empezó a comercializarlo, fundando así una de las más prosperas empresas de la era moderna: Velcro USA. Inc.; ¿hoy en día quien no a oído el rasgueo o ese inconfundible rasgar de las dos tiras del Velcro al despegarse? Este formidable sujetador sustituyó en gran medida a los broches de presión, los cierres de cremallera, y botones en general.


               Es ilimitado el universo que descubrió G. de Mestral, ¡qué no se puede hacer cuando se tejen las dos telas para cerrar o sujetar dos superficies! "Algunos productos con Velcro, ofrecen resistencia al esfuerzo cortante (fuerza aplicada en dos piezas paralelas que siguen sentidos opuestos) de alrededor de un kilo por centímetro cuadradado, lo que hace que 1.300 centímetros cuadrados, tengan la resistencia de una tonelada" En la actualidad hay productos de Velcro que ofrecen resistencia al esfuerzo cortante de siete kilos por centímetro cuadrado.  

                 Bueno, ya les comente algo sobre este resistente sujetador que hoy por hoy se encuentra en casi todas las actividades del hombre moderno, desde la industria militar, la industria de la confección, la ciencia médica, en la industria automotriz pasando por el programa espacial de la NASA y me haría interminable en contarles todos los usos para los que se fabrica, si Ud. tiene alguna necesidad para el uso del Velcro ya sabe donde dirigirse, por ahora, ya me contesté la pregunta que le hiciera a mi esposa Aida, quedando con mi gratitud a ese inmenso curioso que con su inquietante tenacidad y su formidable invento que me tiene sujeto a mi aparato ortopédico... cuando oigo su melodioso rasgueo no puedo menos que recordar todo lo que aquí les he contado.

Un abrazo muy pegado.

Hortensio.





       

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