Me gusta y con muchísima frecuencia la practico, la inmortal sentencia de Grucho Marx, cuando dijo muy sabiamente: "La televisión ha hecho maravillas por mi cultura. En cuanto alguien enciende la televisión, voy a la biblioteca y me leo un buen libro." Con un libro de Séneca en mi mano trate de huir del cuarto de mis hijos en donde su televisor pasaba una perorata de un travestí horoscopero que se hace llamar Salomón con profesorado y todo incluido especulando fecalmente sobre el futuro.
Y, pensé en Salomón, el de verdad el bíblico, cuando le decía en su palacio a su prole que "No hay nada nuevo bajo el sol" por allá en el 970 antes de su descendiente, ¿habrá cambiado algo desde aquella lejana y oscura época? ¡Mucho! dirán los 'idiotas funcionales' del siglo XXI, pero no es así y permítanme opinar sobre el porqué el sabio hijo de David, tenía toda la razón y en parte también el pitoniso de morado que vi en el televisor... el amante de Belkis la inigualable reina de Saba, jamás se refirió al progreso inatajable de la tecnología, se refería a las conductas humanas, al "perro corazón recalcitrante que seguirá siendo el mismo del tiempo de Caín" no lo pudo decir mejor el 'nadaista' y que con claro criterio, le cabe a éntrada 'como anillo al dedo'.
Sí, se refería a la criatura humana y sus instintos animales modificados por la inteligencia de sus deseos y necesidades, mas lo que viene ya escrito en sus genes. ¿Dime, desprevenido lector, que puedes opinar de lo que voy a enumerar para refrescar la memoria...? Podemos decir que desde siempre nos ha perseguido la ambición desenfrenada, el egoísmo demoledor, la competitividad desalmada, la vil envidia, el individualismo extremo, ansias macabras de hacer el mal sin una razón válida, esa tendencia atávica de sentir miedo y desconfianza por los demás, la asquerosa codicia, un hedonismo compulsivo de consumir placer, trivialidad, la inercia del dinero fácil, el 'horror' de no ser nadie y lograr notoriedad a como de lugar (síndrome de Heróstrato), el espejismo de la grandeza, la alienación del poder y la enajenación del dinero, y así, los perversos vicios del alma humana seguirán invencibles" repitiendo mañana la lección que dicta la memoria de ayer".
No cabe la menor duda, que mañana alguien volverá a matar a Abel y que un celoso acabará con la vida de Desdémona, masacres por odios raciales o por amor al poder del 'Pueblo' y su felicidad (qué ironía), carnicerías a nombre de Dios o Alá o cualquier dios arrevesado, siempre habrá estupidez y habrá tiranías y luchas libertarias, luchas fratricidas, rencores insaciables y así me haría interminable...
¿Qué merito tiene el neoprofeta travestido de profesor, si profetizar el futuro es sólo rememorar? "Acordándose del destino de las Babilonias, se previenen las del mañana". La codicia, la concupiscencia, la alienación del ser en el culto de las cosas, la inclemencia con los débiles indefectiblemente conduce al cinismo y a las degradaciones de la guerra. Profetizar es un arte fácil de aprender... basta repasar un par de libros sobre historia de la gente, y atender el curso de los acontecimientos, para saber que el devenir es siempre el reflujo del pretérito, el hermano menor de la memoria, " lo que será no tiene porqué ser diferente de lo que fue."
Siempre habrá inundaciones y temporada de huracanes, espantosos remesones telúricos, sequías implacables, incendios y desde luego las misma enfermedades y epidemias de antes y 'canciones parecidas a las del año pasado' y mañana a la misma hora de siempre el sol tendrá su ocaso y la masa ignorante seguirá siendo utilizada cínicamente para el usufructo de politiqueros y votarán una y otra vez por 'los mismos con las misma' y la radio y la TV basura, seguirán enriqueciendo a grupos privados y periodistas sirvientas con noticias de crímenes y tragedias en aras de la sacrosanta 'opinión pública' y así seguirá nuestro rumbo predecible hacia el futuro pensando siempre en lo que va a pasar mañana y volver a avivar las 'pestes eternas de la esperanza' y oír augurios idiotas de loros parlanchines y repetidores ¿Quiere cacao...? ¡Qué duda cabe! Así fue siempre y así seguirá siendo.
Abrazo...
Hortensio.
Hortensio.
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