El ´Páncreas' de ese pobre infeliz tenía cáncer, estaba asaltado por la sensibilidad del dolor, dolor inevitable, sufrimiento irremediable; sus quejas en esa noche tremebunda le alcanzaron hasta llegar el amanecer suplicando y gritando: ¡por favor necesito morfina, opio, morfina! es una queja desesperada que le dio un suspiro para pensar una sencilla incoherencia :"me estoy convirtiendo en un cadáver clandestino que no puede morir..." ¡Morfina por amor de dios, morfina! es tan solo un grito sordo pletórico de un llanto seco y lastimero que nadie quería oír.
Y filo en el cristal cuando se rompe. |
Maldita patología que no podía entender, dolor y sufrimiento insensible a los ojos de los demás y a las cuatro de la mañana no había nadie en ese cuarto del moridero al que le llevaron para paliar ese dolor agudo que carcomía sus viseras... ¡Sádicos inhumanos! todo se convirtió en caos, delirios inacabados que no se pueden detener, solo le queda la fatiga esa fatiga que asfixia y extenúa.
De nuevo un pequeño rayo de lucidez: "Me estoy volviendo invisible". ¿En dónde quedaba su integridad y su necrófilo derecho a 'morir dignamente'? ¡Mátenme malditos, es mi derecho! pero nadie lo escuchaba, trató de incorporarse pero no pudo resistir el dolor, la humillación y la derrota. "Si me he resignado a morir, ¿porqué no me matan?" ¡Morfina, morfina! era su agonía y además era su vida y podia hacer con ella lo que le viniera en gana, como pudo alcanzó el vaso de agua y pensó en una frase que siempre recordó: 'También en aguas mansas hay remolinos y filo en el cristal cuando se rompe'. Los dados del destino estaban echados y el día por acontecer llegó.
Farwel 2015
Un abrazo...
Hortensio.
Me encantó la metáfora del suicidio.
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