domingo, 11 de febrero de 2024

Pensamientos de vida y muerte.

La muerte es algo que no debemos temer
porque, mientras somos, la muerte no es
y cuando la muerte es, nosotros no somos,
Antonio Machado.

La vida, la muerte, el tiempo.
¿Muerte...? Sí y el tren solo pasa una vez, lo que nos hace pensar que al nacer nos hemos ganado el premio mayor de la lotería de la vida aunque desde el primer segundo nos empecemos a oxidar en el camino y morir en su trayecto, por allí nos encontramos con nuestra compañera de viaje, la tonta vanidad que nos hace ver un sentido ficticio de lo que es vivir a todo lo largo de algunos  cuantos años que casi nunca pasan de cien y nos hace olvidar a Tánatos, el único camarada cierto que nos da la mano para ayudarnos a pasar a la nada y de de allí al olvido en un ciclo en donde 'olvidar es no haber nacido' y todo queda ahí cuando la genética silenciosa vuelve a empezar... ¿hasta cuando? 

En medio de la tristeza del misántropo que habito, mi existencia se ha venido apagando y  perdiendo en las tinieblas de un caos que me engulle a cada paso, sin poder liberarme de ellas en una intensión irrealizada. Y pregunto: ¿de qué sirve extrañar lo que se ha ido, si no se aprovechó cuando se tuvo? Así fui tejiendo los hilos de mi destino roto por el tiempo del no retorno en una porfía que resultó inútil al final de éstos, mis últimos días... ¿para qué? El abismo se abre ante mis ojos, sí, el abismo del 'nunca más', terror prístino de esa angustia por dejar de pensar, pero nada que hacer ante la inmaculada imagen de "La Gran Resignación".

Boté mi vida a un pozo profundo y ciego... fatigada la razón ¿qué me queda? hablar con la luna, insomnio retorcido y salvaje, mientras el mundo duerme la vigilia me atormenta, no hay verdad ni mañana solo infortunio y adversidad en donde la corriente imparable del tiempo se lo lleva todo y todo estará perdido...

Un abrazo vital.

Hortensio.

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