domingo, 10 de diciembre de 2023

Mis queridos vicios.

Los hombres buenos no se entierran... se siembran.

En éste Plácido domingo... he dedicado esta entrada a:

Mis queridos vicios.

"Vicios privados virtudes públicas"

Y ahí estaban los vicios que un día traté inútilmente de ocultar... sí eran muy míos, qué le vamos hacer, los inventé para mí, los consentí y lo peor los refiné de una manera consiente y muy particular, puesto que me hacían 'feliz' en una serie de virtudes inacabadas ¡cinismo! solo miserias de adicción y así eran mis 'malos hábitos' peligrosos y enquistados sí, más no ilegales,  quise consentir a mis pequeños grandes 'pecados capitales' tan amados unos tan despreciados los demás, inapropiados para los pacatos que me rodean y me censuran por inmoral, me reprochan por vicioso, "enfermo" me dijo una 'amada' cuando me dejó y yo seguí con ellos por el sendero incierto de mi existencia terrena dudosa y única. 

Me calificaron -siempre- con mala conducta, pero no deseaba dejar mis preciados vicios a sabiendas de que escapaban a mi control y yo los dejaba así, nunca quise combatirlos ¿como porqué? Trataron de limpiar mi pátina corrupta e indigna con el algodón hipócrita de la moral, cuando siempre se ha dicho con razón profunda: "vicios privados públicas virtudes". Trafiqué con la mentira y el engaño sabiendo que defraudaba mi patraña y mis falacias sin medir las nefastas consecuencias, pero fui sincero aún cuando mentía.Vicios que dejan culpa pero no remordimientos pues les puse una tierna y fina imaginación a cada uno de ellos, los llevé de paseo y de aventuras sin poder reprimir una sonrisa cuando los recuerdo. Han sido mi equilibrio y mi conexión con la realidad. 

Fui un 'santo vicioso' pues la vida vale la pena vivirla a plena satisfacción y con ese sabor delicioso que le dan a ella los 'pequeños malos hábitos' que cada quien degusta a su manera ¿quien no los ha disfrutado? allá cada quien, hasta la virtud es un vicio si se exagera decía la santa de Ávila. Por mi lado no tengo ni puta idea si soy un vicioso perturbado, dañado o depravado, una lacra social... yo me siento bien muy bien y amo mis vicios que tanto bien me han hecho pues los he sabido llevar - sin esas infames caretas- en éstos últimos 80 años de vida y que han sido la sal y pimienta de mi procelosa existencia y no es apología, es una verdad muy mía y muy honesta que nunca jamás he osado ni atrevido a falsear pues con sus andanzas acumulé deseos que siempre me sirvieron. 

Vibrantes recuerdos de un millón de momentos que viví con ellos y con ellos trate de ser feliz y aquí me tienen a un momento del esperado instante de morir con Ustedes... mis queridos vicios.


¡Nausea! Lo tenía que vomitar o me intoxico, espero no armar polémica, más bien piénselo.

Hortensio.

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