Puedes cerrar los ojos
a la realidad pero no
a los recuerdos.
S. Jerzy Lec.
Recordar es al hombre connatural en su esencia humana y por eso es esencial hacerlo -consiente o inconscientemente - es la historia personal o universal que no hay que dejarla silenciar y es ser en sí mismo un constante 'recordatorio' personal bordado de instantes pretéritos (buenos o malos) cargados emocionalmente de nostalgia. Esa que hace sonreír o llorar y es en sí, una forma de mantener nuestra identidad en un tiempo en que la mayoría de personas parecen copias baratas de estereotipos en ideas que les son informadas de muchas formas desde los prejuicios y creencias generalizadas, siempre negativos...
Los recuerdos que nos traen un paisaje... |
Recordar, o "volver a pasar por el corazón" como decían los romanos en su latín vernáculo: re (de nuevo) y cordis (corazón) y es eso, 'el tejido del recuerdo' es traer el ayer al instante que se vive (el hoy); recordar es la llave que nos abre la puerta del añejo otrora y lo que de antiguo nos llega a la memoria en forma de un souvenir, un pedacito de eternidad en ese enigma que nos regala el cerebro o como se preguntaba Farwel: "¿Qué es un recuerdo...? es una caricia robada al tiempo en un desliz de lucidez." ¿Qué es la familia sino una estupenda reunión de recuerdos?
Pero los recuerdos bellos y queridos siempre vienen de la mano de esos recuerdos que no nos son gratos y que indefectiblemente a cada momento sin quererlo se nos presentan, algunos abren heridas que se creían cicatrizadas por la mano piadosa del tiempo y se vuelven a abrir dolorosamente. Pero los filósofos de todos los tiempos tenían claro ese principio que con sus variables dice 'que es imposible vivir si no desechamos los malos recuerdo'. Pero también es cierto que esa memoria convertida en recuerdos son en definitiva lo que hoy somos como personas. Sin los recuerdos seríamos como "un libro en blanco"... "como un recién nacidos cuyo lento aprendizaje apenas comienza"; alguien se atrevió a decir que si hay vida después de la muerte, solo podríamos llevarnos nuestros recuerdos por que ellos son nuestra experiencia de vida y con ellos es que daremos cuentas.
Quiero terminar esta reflexión con un poema que a mi siempre me gustó de Jorge Luis Borges, que el intituló:
Dime por favor donde estás
en qué lugar puedo no ser tu
ausencia
dónde puedo vivir sin recordarte,
y dónde recordar, sin que me duela.
Dime por favor en qué vacío
no esta tu sombra llenando los
centros;
dónde mi soledad es ella misma,
y no el sentir que tú te encuentras
lejos.
Dime por favor por qué camino,
podré yo caminar sin ser tu huella;
dónde podré correr no por buscarte,
y dónde descansar de mi tristeza.
Dime por favor cuál es la noche,
que no tiene el color de tu mirada;
cuál es el sol, que tiene luz tan solo,
y no la sensación de que me llamas.
Dime por favor donde hay mar,
que no susurre a mis oídos tus
palabras.
Dime por favor en qué rincón,
nadie podrá ver mi tristeza;
dime cual es el hueco de mi
almohada,
que no tiene apoyada tu cabeza.
Dime por favor cuál es la noche,
en que vendrás, para velar tu sueño;
y que no puedo vivir, porque te extraño;
y que no puedo morir, porque te
quiero.
Hortensio.
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