domingo, 23 de abril de 2023

La Gran Resignación.

¿Qué es la muerte, Hortensio?
-Nunca lo sabré pero yo la 
llamo: "La Gran Resignación"
                                 H.Farwel.


É
ste no ha sido un Plácido domingo como aquellos otros de antaño, el motivo así lo justifica... la muerte de mi querido hermano Camilo la semana pasada... y esto me ha hecho reflexionar sobre esa entidad bilógica tan inevitable, el proceso el morir... Se ha dicho sobre la muerte que se ignora de adrede como resultado psíquico del 'instinto de conservación' y no la pueden entender sino desde el punto de vista de la biología,  sabiendo que es parte de la vida misma, lo demás es especulación, es además catalogada como el más grande misterio de la criatura humana y de los seres vivientes.

La ansiedad de morir no es otra cosa que el miedo irracional y una fuente clara de sufrimiento y persistencia de morir, (siendo de por sí un miedo natural que ha servido para la conservación de la especie) que se puede convertir en tanatofobia, como una obsesión que a cada paso interviene en la conducta con cualquier estímulo relacionado con la muerte, por ejemplo, un ataúd, un cementerio o una calavera, etc., que dificulta la vida normal cuando piensa depresivamente, en su propia muerte, después de experiencias traumáticas, y no pueden manejar bien el famoso 'duelo' comenzando a tener 'miedos aprendidos', el más recurrente es el miedo a lo desconocido o ¿Qué hay más allá de la muerte? solo sé que 'La gran Resignación' farweliana, no deja de inspirar respeto y de por sí miedo.

Para matizar éste tema, voy por lo que sé, dos bellas poesías de dos grandes de la literatura:



"¡Adiós!" 

Las cosas que mueren jamás resucitan,
las cosas que mueren no retornan jamás.
¡Se quiebran los vasos y el vidrio se queda!
es polvo por siempre y por siempre será.

Cuando los capullos caen de la rama
dos veces seguidas no florecerán...
¡Las flores trochadas por el viento impío
se agotan por siempre, por siempre jamás!

¡Los días que fueron, los días perdidos,
los días inertes ya no volverán!
¡Qué tristes las horas que se desgranaron
bajo el aletazo de la soledad!

¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas,
las sombras creadas por nuestra maldad!
¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas, 
las cosas celestes que así se nos van!

¡Corazón... silencia!... Cúbrete de llagas!...
-de llagas infectas- ¡Cúbrete de mal!...
¡Que todo el que llegue se muera al tocarte,
corazón maldito que inquietas mi afán!

¡Adiós para siempre mis dulzuras todas!
¡Adiós mi alegría llena de bondad!
¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que no vuelven más!

Alfonsina Storni.



¡Oh muerte!

Muerte, ¡cómo te he deseado!
¡con qué fervores te he invocado!
¡con qué anhelares he pedido
a tu boca su beso helado!

¡Pero tú, ingrata, no has oído!
¡vendrás, quizá, con paso quedo
cuando de partir tenga miedo,
cuando la tarde me sonría y
algún ángel, con rostro ledo,
serene mi melancolía.

Vendrás, quizá, cuando la vida
me muestre una veta escondida
y encienda para mí una estrella.

¡Qué importa! Llega, oh Prometida!
¡Siempre has de ser bien venida,
pues me juntarás con Ella!

Amado Nervo.


Un abrazo alejado de tánatos...

Hortensio.

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