domingo, 4 de diciembre de 2022

¿Y qué pasaría...?




Cualquier hecatombe se reduce a un drama íntimo,
de la misma forma que uno puede resbalar en una
cáscara de plátano y morir del batacazo mientras
está cayendo la bomba de hidrógeno sobre su cabeza.
Manuel Vicent.

La hecatombe...

No sé con qué armas se peleará 
la tercera guerra mundial, pero la
cuarta será con palos y piedras.

Albert Einstein.

Sí, ¿Qué pasaría si por una gran tragedia o cataclismo la humanidad conocida desapareciera quedando en zonas muy apartadas algunos pocos sobrevivientes de las grandes urbes arrasadas por las bombas atómicas y de hidrógeno o un impacto extraterrestre que llevaría a una gran hecatombe? Todo sería un caos total para los que quedaran vivos. Todo se perdió y la ciencia y la tecnología se esfumaron bajo millones de toneladas de ceniza físicas y desmemoria en una catástrofe total.

Hoy en este primer y Plácido domingo de diciembre, una suposición apocalíptica de lo que pasaría a los desgraciados que sobrevivieren a tal holocausto... todo para pensar cómo sería la recuperación de la raza humana después de casi regresar a la época paleolítica y cuaternaria del inicio de los siglos para los 'homo erectus' de hace dos millones de años, y luego el advenimiento de los 'homo Sapiens', así quedarían esos infelices, pero en condiciones más difíciles, por aquello de la contaminación, aunque supongamos que dentro de esta vertiente siniestra, la selva amazónica no fue tocada, esto supone aire... el resto desapareció.

La destrucción de todos los libros.

Es de suponer, esto sería más que fatal, pero al pasar de los siglos y más siglos los seres humanos empezarían -sin duda alguna- a reencontrarse con las ciencias y las matemáticas y redescubriendo las mismas certezas científicas que tenemos ahora sobre la formulación de las leyes físicas y la química, la dimensión de la tierra y el Universo, la evolución de la vida y sus especies, la comprensión de la fisiología humana y sus patologías, y un mil de etcéteras más del progreso inatajable...

Pero también es de suponer - y aquí viene la gran diferencia - que en esa hecatombe trágica, todas las bibliotecas y libros se quemaron, incluyendo - claro está, todos los llamados 'libros sagrados' de todas las creencias y religiones, desapareciendo sin dejar el mínimo rastro, por ende se esfumarían todas las leyendas y los mitos de los que se nutren las religiones de hoy en día, entonces ¿Qué pasaría con la religión? Sería más que evidente que los hombres volverían a inventar nuevas divinidades, dioses muy diferentes a los conocidos hoy por hoy. Pero algo hay seguro, nadie podría recordar a los que se inventaron en tiempos idos como Zeus, Thor, Bachué, Viracocha, Shiva, Buda y los presentes como Alá, Jehová, y el Yahvé de los judeocristianos, la imaginación de los nuevos creyentes se inventarían nuevos elementos en que creer y adorar. 

Es como en el evento de que no hubiesen nacido Jesucristo y Saulo de Tarso, el cristianismo nunca hubiera existido, las leyes físicas son inmutables como la gravedad y el átomo; y sin Mahoma o Buda, el mismo Confucio no hubiesen existido ni el Islam o el Budismo, mientras que si no hubieran nacido Mendel o Darwin, las leyes de la genética y la evolución, sin dudarlo mucho, hubieran sido descubiertas por otros inquietos y curiosos seres excepcionales.

El extermino de todo...

Porque la ciencia solo es una, mientras que los delirios religiosos pergeñados de estupideces dichas por profetas dementes, son más  particulares y de cada individuo, grupo o sociedad y por lo mismo irrepetibles. Todo lo anteriormente descrito es solo una suposición, la certeza es que la ciencia sería la misma, las creencia serían de nuevo miles y muy distintas...

Sin que mi abrazo sea una suposición, quedo seguro del mismo.

Hortensio.








No hay comentarios:

Publicar un comentario