Un poema signado por la pena y la nostalgia, escrito desde la depresión y la añoranza de la muerte que se tarda en llegar, que trata de buscar en el olvido una realidad que está presente en el diario ejercicio de esa alocada subsistencia. En este Plácido domingo te lo comparto...
Cuando regresas del olvido, tu mirada primaveral de repente
se vuelve amor y mi pensamiento en cada noche se llena de pasión.
Solo eludo el dolor de haberte perdido con esa despedida que
no tiene fin en el crepúsculo de mi ya larga vida sin ti,
y que sólo piensa en que tu regreses del olvido
para ser lenitivo y sedante de ésta fea melancolía
que se instaló en mi alma sin ser invitada y antes de
que todo se disuelva sobre el aire de las tinieblas eternas...
Pero llega otro día y tu imagen que siempre regresa del olvido
se desvanece en los cristales brumosos de mi ventana
y mis ojos se niegan a mirar la luz del nuevo amanecer...
Entonces todo mi ser se niega a creer en la mentira
que elude mi sueño y mi destino infame de no tenerte
junto a mi y así paso el día de cada día en espera
de que llegue la noche...
Y con ansias que raya en la locura el ocaso vertiginoso
vuelve seguro y con él el regreso de tu amada imagen
que llega desde el olvido y se duerme como siempre
a mi lado y junto a mí. Hasta que toda esa anhelada rutina
se convierta en certeza y tome tu mano para que sea mi dulce
final y nos hundamos en el olvido que siempre anhelé
desde aquel canalla día de tu partida cruel...
Farwel 2010
Hortensio.
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