jueves, 21 de diciembre de 2017

El eco... y Un adios.

En éste atípico jueves, dos poesías de Farwel de ese cuaderno de 1978 que llamó "Escribo para no ser silencio"...

Un ángel fosilizado...
El eco...
Y sabía que un día ocurriría y
por saberte finita eso me orilló
al peor de los dolores...

Y regresé hasta ese lugar no deseado 
lleno de tumbas con sus siniestros ángeles
que se saben habitantes de ese espacio
lleno de silencios fosilizados...

Roca sedimentada en medio de un gris
atardecer lluvioso que todo lo va deprimiendo
en un duelo macabro que arroja la vida al abismo
de lo impensado y que es rebasado sólo por la muerte.

Tu muerte que me orilló al peor de los dolores,
enmudecido de tristeza y conjurado al recuerdo
que acecha en un eterno eco que no tiene regreso.

                                                         Farwel 1978



Ese frío adiós...
Un adiós.
Y en esos recuerdos dibujados
en la distancia, aquel día cruel
marcaste ese adiós entre mi cuerpo
y tu silueta vencida por el odio;
volvió a mi mente enfebrecida
de nostalgia de nuevo, ese frío adiós
que nunca pude pronunciar porque 
se volvió a atorar en mi garganta y 
no pudo escapar para decir ¡detente...!

Sólo quedan las penas suprimidas
que hablan en silencio de vencer
con su dignidad al miedo tirano que
domina los orgullos y la muerte en un
dolor indescriptible que siempre nos
pierde en el vacío atroz de los olvidos.

                                           Farwel 1978

Un abrazo pleno de regreso.

Hortensio.



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