En las jornadas conocidas por la historia como "La Comuna de París" nace con el llamamiento de sus dirigentes con la siguiente proclama a los soldados del ejercito versallés: "Combatimos para evitar que nuestros hijos se vean obligados a soportar el yugo, como vosotros ahora, del despotismo militar (...) Cuando la consigna es infame, el desobedecer es un deber."
Desde 1860 nace un comité de mujeres que se llamará 'Unión de Mujeres Para la Defensa de París y la Ayuda de los Heridos' entre las fundadoras de este comité se encontraba entre otras, la institutriz, escritora y poetisa Luisa Michel, apodada 'La Virgen Negra' por ser la primera en enarbolar la bandera negra de la anarquía (socialistas libertarios) en una barricada; en este plácido domingo le recordaré contando que siendo una burguesa desistió de sus privilegios para ser libre y militar en la emancipación de la mujer... "La mujer es una fuerza que no se puede destruir ni reducir. Se la puede desviar, pervertir, pero comprimida la mujer por un lado, la mujer se va hacia el otro con mayor intensidad y violencia. Si no haya una salida, se exaspera, se descompone, es un exceso que desborda."
En 1871, el 17 y 18 de marzo comienza la lucha callejera y la "Virgen negra" encabeza la vanguardia de la lucha como un soldado más del batallón N° 61 de Montmartre, en las barricadas de Clamart, Neuilly e Issy y en Les Moulineaux, los sitios de mayor enfrentamientos con la milicia napoleónica, las mujeres defienden el Panteón, la calle Mouffetard, la calle Racine y en la barricada de la Place Blanche, un batallón completo de mujeres fue masacrado sin compasión. Dos meses aguantó la revuelta y los vencidos que no murieron, regresaron a la clandestinidad.
Se entregó a los 'versalleses' para salvar a su madre que había sido arrestada en su lugar y amenazada de ser fusilada sino se entregaba y desde prisión supo la ejecución de su amor y compañero Théophile Ferré, anarquista, fusilado en noviembre de 1871 y al que Luisa, le dedicará el famoso poema 'Les oeillets rouges' (Los claveles rojos.)
Vestida con el uniforme de la 'Guardia Nacional' en la Comuna de París. |
La Virgen Negra, interviene ante los tribunales tras de pasar por diferentes cárceles, acude al sexto Consejo de Guerra y se niega a tener un defensor, estas fueron sus palabras finales: "Pertenezco enteramente a la revolución social y declaro asumir la responsabilidad de mis actos. Lo que reclamo de vosotros... que os pretendéis de jueces... es el campo de Satory donde ya han caído mis hermanos. Puesto que, al parecer, todo corazón que lucha por la libertad no tiene derecho más que a un poco de plomo, yo reclamo mi parte. Sí me dejáis con vida, no cesaré de gritar venganza y de denunciar, en venganza de mis hermanos, a los asesinos de esta comisión." Cuando a gritos es interrumpida por el presidente del concejo Louise Michel, replica con un fuerte grito de dignidad :" He terminado. Si no sois unos cobardes, matadme. " Fue condenada al destierro y deportada a Nueva Caledonia, de donde regresará en 1880. Seguirá luchando por los próximos veinticinco años hasta su muerte
A su regreso a París sigue militando en mitines populares y de nuevo es detenida y enviada a la cárcel
en donde es admistiada; en un mitín es herida por un monarquista de dos tiros en la cabeza y a quien se negó a denunciar, se recupera y parte hacia Inglaterra y de regreso a Francia no dejará de intervenir en política hasta que una pulmonía reclama su vida el 9 de enero de 1905, en la habitación N° 11 del hotel Oasis de Marsella, a sus 74 años de una vida revolucionaria. Su entierro en París fue multitudinario. En una pancarta se leía una de sus famosas frases:
"Todo poder encarna la maldición y la tiranía; por eso me declaro anarquista"
En la guerra civil española, dos batallones de brigadistas internacionales llevaron su nombre.
En una traducción libre, podemos ver su sensibilidad poética en el sentido poema que arriba comenté y dedicado a su amante Théophile Ferré y escrito el 4 de septiembre de 1871 en la prisión de Versalles...
Los claveles rojos
Si voy a dar al oscuro cementerio
arrojad sobre mi, hermanos,
como postrera esperanza,
rojos claveles en flor.
Cuando el imperio concluía
y el pueblo despertaba,
fue tu sonrisa, clavel rojo,
anuncio de que todo renacía.
Hoy floreces en la sombra
de oscuras y tristes prisiones,
cerca de la zozobra del cautivo.
Dile que le amamos
y que en el veloz flujo del tiempo
todo pertenece al porvenir.
Dile que el vencedor de lívida frente
puede morir más que el vencido.
Siempre te recordaremos los libertarios, querida Luisa y tu memoria vivirá con nosotros.
Un abrazo comunero.
Hortensio.
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