domingo, 16 de febrero de 2014

4 poetas... 4 poemas... 4 estilos.

Ésta es una mañana poética y mis invitados son cuatro poetas de los que conservo sus libros de poemas en mi biblioteca y de vez en cuando los releo con fruición... Thomas, poeta, dramaturgo y cuentista, bohemio y 'borracho' por excelencia, un gran declamador. Atahulpa Yupanqui, canta-autor, poeta, músico y guitarrista, interprete del folclore latino americano. Hugo von Hofmannsthal, poeta, narrador, dramaturgo y ensayista austriaco y quien dijo: que "Una pluma se puede convertir en una piedra, dependiendo de la mano". Y Paul Éluard, creador del movimiento dadaísta, con Aragón, Bretón y otros destacados poetas que participaron en el surrealismo poético.
Oigámoslos:  


Y yo estoy mudo

La fuerza que por el tallo impulsa a la flor
Dylan Thomas
impulsa mis verdes años; la que marchita la raíz del árbol
es la que me destruye.
Y yo estoy mudo para decirle a la encorvada rosa
que la misma fiebre invernal dobla mi juventud.

La fuerza que impulsa el agua entre las rocas
impulsa mi roja sangre; la que seca los arroyos parlantes
vuelve cera los mios.
Y yo estoy mudo para contarle a mis venas
cómo la misma boca bebe del manantial de la montaña.

La mano que arremolina el agua en el estanque
remueve las arenas; la que amarra las ráfagas del viento
iza mi vela de sudario.
Y yo estoy mudo para decirle al ahorcado
que el barro del verdugo está hecho de mi arcilla.

Los labios del tiempo sorben del manantial;
el amor gotea y se acumula, mas la sangre vertida
calmará sus pesares.
Y yo estoy mudo para decirle al viento en la intemperie
cómo ha trazado el tiempo un cielo entre los astros.

Y yo estoy mudo para decirle a la tumba de la amada que
en mi sábana avanza encorvado el mismo gusano.

                                                    Dylan Thomas 
                            (Swansea, Gales 1914- New York 1953)



Milonga del solitario

Si la muerte traicionera
me acogota a su palenque
hágame con dos rebenques
la cruz pa mi cabecera.
Si muero en mi madriguera
mirando los horizontes
no quiero cruces, ni aprontes,
ni encargos para el Eterno.
Tal vez pasando el invierno
me dé sus flores el monte.
Atahualpa Yupanqui (Hector Roberto Chavero)

Toda la noche he cantado
con el alma estremecida.
Que el canto es la abierta herida
de un sentimiento sagrado.
A naides tengo a mi lado
porque no busco piedad.
Desprecio la caridad
por la vergüenza que encierra.
Soy como el león de mi cierra:
vivo y muero en soledad.

             Atahulpa Yupanqui
             (Pergamino Argentina 1908- Nimes Francia 1992)


Vivir aquí

Cuando la he visto, la he perdido.
Paul Éluard (Eugéne Grindel)
La  huella de un armiño entre cristales escarchados,
Una estrella, apenas una estrella, la luz,
Sus uñas en el despierto mármol de la noche.

No hablo ya para nadie,
El día y la noche se mezclan tan bien en su cabellera,
Bajo mi mirada, bajo sus cabellos ella se marchita,
Ser virtuoso, es estar solo.

Desconocida, ella era mi forma preferida,
Yo no tenía la preocupación de ser un hombre,
Y, en vano,  me asombro de haberme visto obligado a sufrir.
Mi deseo como un rayo de sol en agua fría.

                                                     
                                           Paul Éluard 
                (Sanint-Denis 1895- Charenton-le- Pont 1952)



Poemas

I

Quiero colocar la sombra de preclaros destinos
con grandeza junto al fondo de los versos,
las prodigiosas miradas de los jóvenes héroes
y otros dioses que animan el pensamiento.

Mas antes dejadnos probar los frutos:
provienen de las montañas y del mar,
de tumbas reales que no conocen descanso,
no olvidemos su origen.

Ni son nuestros hermanos  de sangre
y todas las restantes criaturas
de la gran tumba, las que el viento de la tarde
con alas o pesadas  cabezas empujan.

Y cuando más tarde hagamos palmas, 
como hacen los reyes y los niños,
los esclavos de la música se dignarán a
brindarnos un destino sobrehumano.

Hugo von Hosfmannsthal

II

Quiero colocar la sombra de preclaros destinos
con grandeza junto al fondo de los versos,
las prodigiosas miradas de los jóvenes héroes
y otros dioses que animan el pensamiento.

Entonces debes inclinarte sobre tu limbo
y, plenamente entregado a esas obras,
deparar sólo más tarde en tu imagen en declive
con un silencio soberbiamente espantado.

               Hugo von Hofmannsthal 
               (Viena 1874- ídem, 1929)



Espero les haya gustado; como lo dije en un principio son cuatro poetas de una misma generación, pero de distintos estilos y nacionalidades... un austriaco, un argentino, un británico y un frances.

Un poético abrazo.

Hortensio.


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