viernes, 3 de enero de 2014

La justicia y la libertad.


Uno de los pensadores más preclaros y prolíficos de su tiempo fue Hugues-Félicití Robert La Mennais... 'Lamennais', (1782-1854) filósofo y teólogo francés quien sin la más mínima 'vocación' se hace sacerdote católico, con el tiempo y por sus fuertes posturas frente al papado de Roma fue perseguido por la misma iglesia católica, por haber escrito un libro (Palabras de un creyente) y no retractarse de lo escrito sino persistir en sus ideas; fue un libertario comprometido con causas como la independencia de Polonia, Bélgica e Irlanda y furibundo defensor  y partidario de la separación entre la iglesia y el estado. Sus creencias lo llevan a evolucionar.

Lamennais en su periodo de cura.
El apoyo explicito de Gregorio XVI  a la represión rusa sobre Polonia, indigna a Lamennais, quien rompe con la iglesia católica y fue considerado apóstata; Fue amigo de Fleury, Arago y de Frank Liszt quien le presentó a George Sand cuya casa se convirtió en 'el cenáculo republicano'... Lemannais fue muy unido con ella, pero rechazó sus ideas sobre el divorsio y la libertad social aunque se inició con ella y con Bourges en el llamado 'socilismo político'.

La George Sand, llegó a decir en una reunión de amigos que: ''Le contamos entre nuestros santos... es Usted el nuevo padre de nuestra nueva iglesia". También fue considerado como difuso precursor del 'anarquismo'... Mijaíl Bakunin, el gran anarquista dijo de Mennais a modo de elogio: "Si hubiera vivido más, habría resultado siendo ateo" esto lo decía por su incontenible avance en las ideas humanistas en contraste con la poca importancia que le daba a las cuestiones religiosas.

Ataco al gobierno del rey y fue condenado a un año de prisión y en 1.848 fue elegido diputado a la Asamblea Constituyente, pero un golpe de estado contra la misma le determinó en retirarse a sus propiedades en Bretaña. Por no haberse reconciliado con la iglesia y haber pedido a sus servidores que al morir lo enterraran sin rito alguno, el cadáver del gran pensador libertario, fue botado al muladar de la fosa común del Pére-Lachaise  

De él, el siguiente escrito lleno de una inquietante refelexión que no ha perdido ni actualidad ni frescura preceptual, mirémoslo:


La Justicia y la Libertad 

          El labrador soporta el peso del día, expónese a la lluvia, al sol, a los vientos, para preparar con su trabajo la cosecha que ha de llenar para otoño sus graneros.
          La justicia es la cosecha de los pueblos.
          Levántase el artesano antes del alba enciende su padre lámpara y afanose sin cesar para ganar un poco de pan que le alimente a él y a sus hijos.
          La justicia es el pan de los pueblos.
          No rehusa el mercader tarea alguna, ni se queja de ningún trabajo, desgasta su cuerpo y olvida el sueño a fin de acumular riquezas.
          La libertad es la riqueza de los pueblos.
          Cruza el marino los mares, entrégase a las olas y a las tempestades,  aventúrase entre escollos y sufre el frio y el calor, a fin de proporcionarse un descanso algún descanso para la vejez.
          La libertad es el descanso de los pueblos.
          Sujétase el soldado a las más duras privasiones, vela y pelea, y da su sangre para lo que llama gloria.
          La libertad es la gloria de los pueblos.

       Si hay un pueblo en la tierra que estime en menos la justicia y la libertad que el labrador su cosecha, el artesano un pedazo de pan, el mercader las riquezas, el marino su descanso, y el soldado la gloria, levantad en derredor de ese pueblo una altísima muralla a fin de que su aliento no infeccione al resto de la tierra.

         Cuando luzca el gran día del juicio final de los pueblos, sérale dicho: ¿Qué hiciste de tu alma? No ha sido vista de ella ni señal ni huella. ¿Todo lo han sido para ti los goces del bruto? Has gustado del todo, anda a pudrirte en el lodo.

          Y por lo contrario, el pueblo que por encima de los bienes materiales haya colocado su corazón los bienes verdaderos, que para conquistarlos no haya perdonado medio y fatigas, trabajo ni sacrificio, oirá estas palabras:
          A los que tienen alma, la recompensa de las almas. Por cuanto has amado más que todas cosas la libertad y la justicia, ve y posee para siempre la justicia y la libertad.



Un abrazo libre y justiciero.

Hortensio.





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