domingo, 30 de junio de 2013

El Error y la Equivocación.


La equivocación más de las veces es el resultado del error. El error dice Lacan, es la encarnación, "la manifestación habitual de la verdad" "Las vías de la verdad son, por esencia las vías del error"
Entre ambos hay una relación intima y algo que en definitiva los separa y que Lacan lo llamó 'contradicción' y continua: "El error se demuestra como tal porque, en determinado momento, culmina en una contradicción".



Pero la equivocación también es el resultado lógico de una acción o de una omisión, derivado de el temor, que es una emoción por demás dolorosa, exitada por la proximidad de un peligro, real o imaginario y que se acompaña con un vivo deseo de evitarlo... toda criatura humana está condicionada para escapar de la amenaza y no es otra cosa que el instinto de conservación. La conducta del hombre y sus actitudes ante la vida están condicionadas en gran medida por esos temores que brotan de nuestro interior en grados tan diversos que van desde la simple timidez hasta el pánico desatado, pasando por la alarma, el miedo y el terror.

En casi todas las motivaciones humanas subyace algún tipo de temor que frena y condiciona nuestros actos; este hecho ha sido largamente conocido y aprovechado por algunos hombres y a travez de todos los tiempos, para ejercer dominio sobre otros...

La ignorancia y el miedo a lo desconocido son los más comunes miedos y temores que han aprovechado la doctrinas religiosas, con diablos malos olorientos a azufre y fuego, así como a lo largo de toda la historia de la humanidad vemos tiranías que llegan hasta la crueldad y abusan del terror para subyugar a sus pueblos y mantenerlos a raya y con temor.

Pero tenemos el temor racional que es bueno y "puede ser saludable hasta cierto punto, puesto que, a veces, pavimenta  el camino del propio progreso , ayuda a preservar la vida o actúa como estímulo en el cumplimiento del deber". El problema es que tenemos muchos temores: teme por su vida, por su buen nombre, por su posición social, por su familia y por sus posesiones; "A medida que adquiere bienes, fama y poder, adquiere en consecuente temor de perderles y eso conlleva a la constante preocupación de velar por su salvaguardia, lo que lo convierte en víctima de su propia ambición". 'Quien posee, teme' dice un viejo adagio y esto es común a todos nosotros.

Existe otro tipo de temores que son los irracionales, que son más de las veces imaginarios, es un miedo irreal que es un grave problema para el hombre y que lo predispone a la tragedia que uno teme que se produzca realmente y un ejemplo que viene a mi memoria se sirve como anillo al dedo: un amigo completamente sano un día que se sintió mal por algo insustancial, le dio por decir que tenía cáncer, los médicos y exámenes le desmintieron pero él seguía pensando que tenía que ser cáncer y el temor se convirtió en obsesión y varios años después le apareció un linfosarcoma, el cáncer tan temido; por ese temor repetitivo e irracional, terminó que duda cabe, siendo víctima.

Algunos temores antinaturales se denominan 'fobias' y eso será un capítulo aparte por lo fascinante... pero digamos para generalizar y cerrar ésta inquietud que les he presentado hoy, que el temor es para la mente lo que la parálisis para el cuerpo; algunos pensamientos:    
   

El error más grande se comete, por temor a equivocarse,
Te equivocas cuando dejas de arriesgarte en tu camino.

No se equivoca el río cuando, al encontrar una montaña en su camino,
retrocede para seguir avanzando hacia el mar;
se equivoca el agua que, por temor de equivocarse se estanca y se pudre
en la laguna.

No se equivoca la semilla cuando muere en el surco para hacerse planta,
se equivoca la que por no morir bajo tierra, y renuncia a la vida.

No se equivoca el hombre que ensaya por diversos caminos para alcanzar
su meta.
Se equivoca el que por temor a equivocarse...no camina.

No se equivoca el hombre que busca la verdad y no la encuentra.
Se equivoca el que por temor a errar deja de buscarla.

No se equivoca el hombre que pierde su vida por jugársela en serio.
Se equivoca el que, por temor de perderla, la pierde en vano sin jugarse nunca.

No se equivoca el pájaro y que ensaya el primer vuelo y cae al suelo.
Se equivoca el que, por temor de caerse  renuncia a volar y no abandona el nido.

Sólo temen equivocarse los que no aceptan que ser hombre es eso;
estar buscándose a si mismo cada día, sin encontrarse nunca plenamente.



Creo que al final del camino no te premiaran por lo encontrado, sino por
haber buscado honestamente, y no te castigarán por lo no encontrado, sino
por no haberlo buscado.

Un fuerte abrazo y a vencer miedos.

Hortensio.






No hay comentarios:

Publicar un comentario