Definitivamente, como seres gregarios incorporados por mil factores a una sociedad "correcta" en la que nos toca desarrollarnos y sobre todas las cosas vivir, saber y aprender a vivir en ella, es posible...por un ejercicio de los quehaceres en cuya ocasión tenemos la oportunidad de expandir potencialidades en la imaginación dentro de las inevitables rutinas que han tenido ya éxito comprobado y en asimilar experiencias tanto positivas como negativas para corregirlas y evitarlas, según el caso.
Y los que con un cierto grado de cordura decidimos estar en esa sociedad "correcta", tenemos que vivir de algo, cada quien en lo suyo y que le dé el fruto necesario a su esfuerzo; formar una familia y estar dentro de ella, mantenerla siempre con dignidad, tener hijos y mandarlos a la escuela y pretender asegurar su futuro siempre incierto, siendo necesario que todo lo que se haga dentro de esa "correcta" sociedad tenga algo que trascienda los intereses particulares con la convicción de colocar a estos, nuestros afectos, nuestras inclinaciones, nuestras pasiones, en un pequeño lugar, muy personal, puesto que ellos tienen un valor relativo ante la necesidad del imperio de los principios en que se funda el interés general.
La superación de nuestra sociedad, de nuestro país así como la del ser humano, no tiene únicamente signos económicos, se basa también, y fundamentalmente, en la necesidad de optar por un modelo muy propio de desarrollo. La imitación irracional envilece y despersonaliza a los pueblos. Y desde luego no se trata de competir con otros pueblos, quizá más desarrollados, en la insensata carrera de una economía de desperdicio que solo acarrea el deterioro irreversible del medio ambiente.
Tenemos que tratar de vivir sin tanta imitación irracional, con objetivos espurios que son signos de crisis o decadencia de las sociedades opulentas... no nos envilezcamos, tratemos de darle personalidad a nuestro pueblo es decir a nuestros hijos que van a vivir en una sociedad mucho más nuestra, menos injusta.
Un abrazo y otro más...
Hortensio.
Hortensio.
Hermoso, de quién es el texto "Oh, amada mía, por entre tu carne palparé tus huesos para reconocerte el Día de la Resurrección".
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