domingo, 25 de febrero de 2024

Ocurrencias en prosa 3.-

Cuando yo descanso de mi infierno y
de los miedos, mis pobres demonios
pueden dormir tranquilos...
Farwel.

Solo hay un una compañera de vida...
la muerte.
   
   Era en verdad un ser extraño que vivía en una permanente melancolía silente y un despojo de tristuras y dolor. Tormento de un pecado sin dueño que se niega a morir en la expiación de un beso y en un adiós que se vuelve eterno y prohibido, Nostalgias que se pierden en el olvido infame de los espacios prolongados. Un eco dilatado de un recuerdo que llega con el viento, ese que susurra un nombre que no logra entender aunque se presienta. Así buscó refugio en un mundo de sombras y ruinas que gira como loco hacia los grandes abismos negros del Universo.
     Atado a mi pobre 'locura convaleciente', y cansado de vivir a la sombra de la vida, sanado de prejuicios y estúpidos dogmas, me he propuesto empacar mis últimos ensueños sin querer agarrarme a la falda mentirosa de la esperanza para iniciar el viaje final, liberado de ilusiones bobas que solo son fuegos de artificio fugases de un momento, camino con pasos ebrios y desterrados de tanto beber absenta negra embrujada dolor que en agrios sorbos me hacen soltar aquellos nudos que me tenían atado a tu recuerdo de pena y aflicción y que más allá del vivir, se trata de olvidar las huellas que hubiesen dejado el aroma de tus besos, borrar el susurro de tu nombre, olvidar y olvidarte, porque el hacerlo es encontrar una nueva razón para vivir en Paz mis últimos instantes. ¡Ahora puedo volar!

La absenta, la embriaguez
 de la muerte.

     Morir será algo sencillo, simple y sereno, no se porqué pienso que el frio me envolverá y al mirar mis manos estarán tan vacías como vacía fue la vida que traté de llenar de aventuras fallidas  en  memorias que se fatigaron y desaparecieron, ¿qué más puede quedar... recuerdos? Hipocresía fatua de haber tejido grandes satisfacciones que al final de los finales solo deja nostalgia y tristuras, añoranzas que se quedarán ancladas a un tiempo que jamás volverá... entonces morir no será fácil y esa angustia de tormenta y miedo se transforma en deseos de vida que ya no podrán ser.


Un abrazo alejado del caos...

Hortensio.



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