domingo, 5 de noviembre de 2023

'Estoy muerto' y nadie me cree.

La locura es relativa.
Depende de quien tiene
a quien encerrado en que
jaula.
Ray Bradbury.

Los locos abren caminos
que más tarde recorren
los sabios.
Carlo Dossi.


No se que tiene Paloquemao, que la gente regresa allí -a el sector del centro administrativo y de justicia que allí desarrolla su actividad rutinaria,- después de un 'percance' o un episodio trágico, un suceso indeseado de salud o porque se perdió la libertad en un hecho antisocial; pues bien eso le paso a un amigo colega muy apreciado a quien le dio un accidente cerebro vascular o como se dice en el argot popular, una trombosis y aunque muy débil pues se trató a tiempo, le dejó una gravísima secuela.

Muchos meses después de su tragedia, reapareció en Paloquemao -aunque físicamente era el mismo- estaba como disminuido, más flaco y como sucio, en su comportamiento era totalmente diferente, tengo que decirlo... me buscó para que lo escuchara y cuando me desocupé de una consulta jurídica lo atendí con mucha atención e intriga por la forma en que se regaba perfume sobre su cara y ropa, nos retiramos a un sitio menos concurrido y allí me confesó su desgracia...

Muy seriamente y con una mirada casi extraviada me dijo: - "Ceperito, estoy muerto y nadie me cree, ya estoy en estado de putrefacción y hiedo, no lo notan porque estoy usando el perfume que a Usted le gusta, Nitro del negro. - Quiero decirles que apestaba pero a perfume.- Siento que miles de gusanos me están comiendo lo que me queda por dentro, tómese una cervecita y yo lo acompaño pero no puedo tomar, ya no tengo estómago y entonces para qué.

¿Se imaginan mi desconcierto y estupor de ver y oír a mi amigo en una actitud muy seria diciendo semejantes elucubraciones y figurarse que en realidad son ciertas?

-Bueno yo si le creo, pero me cuesta trabajo entender porqué lo dice, ¿de verdad está muerto?
- En el hospital fallecí de un paro cardiaco después de mi trombosis y ningún médico me quiso dar un maldito certificado de defunción, es más me sacaron y me querían meter en un manicomio y yo se que no estoy desquiciado como le dijeron a mi esposa y a mi hermano. ¿Que opinas...?
- Pues no se que decir, solo que a mi me parece que estas bien por lo menos de aspecto, cuesta trabajo creer que este muerto, pero dígame: ¿qué piensa hacer?
- Vine a Paloquemao a ver si Usted me consigue un certificado de defunción 'chimbo' a ver si puedo conseguir que me cremen y matar a esos malditos gusanos que no me dejan en Paz.

A un alienado o desquiciado, o a un 'loco cuerdo', nunca hay que llevarle la contraria ya que puede reaccionar de manera inesperada, eso he escuchado; me dio una fotocopia de la cédula y un dinero suficiente y salí destrozado anímicamente al encontrarme con dicha situación y al volver con el papelucho médico, lo encontré mirando fijamente a la pared, me tocó sacudirlo para que regresara en sí, le entregue el certificado apócrifo y con la alegría de un niño ante una colombina, leyó lo escrito, se levantó me dio un abrazo y desapareció.

Hasta aquí esta historia verídica que me traumatizó deveras, solo me tocaba averiguar de que se trataba esa locura y no me quedó de otra que ir a la casa de mi amigo el psiquiatra Germán Aguirre, y consultarlo pues de verdad que ese encuentro no solo me desconcertó sino que despertó en mí ese espíritu de investigación que a veces trata de dormirse por falta de uso. Bueno esto me dijo el ilustre alienista:  

75 años... puro azar.

¡Hola...! Una 'tesis' que abre un espacio para la reflexión sobre lo que pasa por la mente de un "desventurado" que se cree muerto, así literalmente 'muerto' y en proceso de putrefacción. Es terrible puesto que viene a pensar que ya hiede a podrido por donde pasa y que los gusanos ya se lo están comiendo... La mente humana en lugar de ofrecer respuestas concretas nos conduce - muy individualmente- al desarme total de las certezas que la definen; con la mente humana no hay verdades instituidas de como hay algo que ha afectado al cerebro y su memoria ¿cómo explicar este dilema?... tratemos de entenderlo desde lo más básico y sencillo.

En éste primer y Plácido domingo de Noviembre, me propongo a hablar, no de la razón, -sería muy atrevido y por demás algo pretencioso, lejos de mí-, sino de perderla. Cual es su significado metafísico de ese 'perder la razón' y algunas reflexiones que grandes pensadores nos legaron sobre éste apasionante tema, casi intocado.

Muchas veces el ser humano no se da cuenta, que su mente antaño brillante, se convierte en una terrible trampa de la que ya no se puede escapar impunemente. Es el precio a pagar por querer ser diferentes a lo normal, es la locura y aquí el tema de los 'síndromes huérfanos'; hoy me referiré a uno en concreto: "Creo estar muerto" y eso es ya perder la razón y es entrar al absurdo mundo de las fantasías. Es el plano excéntrico en donde viven 'las mentes desordenadas' y el clásico trastorno delirante... es el síndrome de Cotard

¡Estoy muerto y nadie me cree!

De la mano de Jules Cotard, quien fue el primero en describirlo y algunas mentes curiosas comprometidas con esas situaciones tan 'extrañas', trataré de describirles éste dramático cuadro de delirio hipocondriaco o delirio de negación, puesto que el individuo afectado niega estar vivo. 

"¿Reclamas cordura? ¿acaso no miras en qué mundo de locos vives?" decía Farwel. Es la locura o de los intervalos de cordura horrible de que habla Poe.  Y así lo describen los psiquiatras cuando descubren su sintomatología. Cuando el cuadro es severo -como el de mi amigo abogado- se trata con Terapia electroconvulsiva ya que su patogenia incluye ideas delirantes nihilistas por depresión melancólica, ansiedad y sentimientos de culpa, trastornos afectivos y desilusiones, alucinaciones auditivas y estupor depresivo, mutismo selectivo y mirada fija con alteraciones de la postura e impulsividad y un Síndrome Neuroléptico Maligno, les presento el síndrome de Cotard.

Me perdonan pero si sigo con ésto, entro en las arenas movedizas de la especulación, y lejos de mí hacerlo por eso dejo planteado ese cuadro de dramatismo incalculado del que es protagonista la mente humana... era solo información sobre ésta curiosidad médica. De nuevo me disculpo si no sigo ahondando más en el tema.

Un desconcertado abrazo de cordura matizado con algo de locura...

Hortensio.


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