Sólo una sombra.
y en la parábola del tiempo, mis lágrimas naufragan
en mis silentes ojos y en mis venas solo queda
el crepúsculo de tu sonrisa amada.
Soy una sombra sin destino que en cada noche se
abisma en tu recuerdo y migra errática al exilio
de mi tristeza en el eterno absoluto de un verso
de amor.
Pero dejé mi sombra a la entrada del camposanto
para que la luz de la luna la borrase y mi pena se
desató consumiendo la poca fe que quedaba en mi
corazón para ver más allá de las fronteras del tiempo
perdida en añoranzas...
Solo me queda el torbellino de mis poemas y la
quimera infame del vacío, ese de querer volver
contigo y no poder... y mis horas se marchitan
lentamente en compañía siempre fiel de mis
silencios que son propios de mi soledad.
Y en la sinfonía inconclusa de mis suspiros que
naufragan lentamente en la eterna embriaguez
de mi amor, mis pupilas se clavan en los colores
negros e infinitos del tiempo, que son vacíos,
y destierros de nostalgias y ausencias perdidas.
Un acertado paso hacia los recuerdos... un abrazo.
Hortensio.
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