domingo, 5 de marzo de 2023

Una fábula hindú.

Un muy cordial saludo como siempre... Hoy, en éste Plácido domingo, un homenaje por el 'Día mundial de la Mujer' y una pequeña experiencia de mi primer 'sueño lúcido' o vívido.

La mujer y su estatus...
En la ciudad sagrada de Benarés, vivía, un brahmán que caminaba por la ribera del río y al ver los cuerpos quemados que alimentaban a ese inmenso río se consoló diciendo: "Es verdad que soy un hombre pobre pero soy brahmán; es verdad que no tengo hijos pero soy indiscutiblemente un hombre por eso iré al templo e imploraré a mi dios y mi señor Vishnú, para que me conceda un hijo". Así que se dirige al templo y le imploró un hijo al gran Señor y éste le concedió ese deseo, pero éste por alguna distracción o por alguna otra razón desconocida, le concedió una linda mujercita...

El brahmán quedo desilusionado puesto que esperaba un hijo barón, así un día la llamo a su presencia y le dijo: "puesto que es la voluntad de dios y tu eres mi hija te enseñaré todo cuanto yo sé". Los dos se sentaron a meditar  intensamente para convertirla en una brahmán y a buscar consuelo. Fué tanto el fervor del monje que se le apareció Vishnú y le preguntó: ¿en verdad que es lo que deseas? y el hombre no pudo contener sus sentimientos y le contesto: deseo un hijo barón" y el poderoso dios le dijo: "Vas a tener tu deseo pero en otra vida".

El Brahmán reencarnó en una mujer y tuvo cinco hijos todos barones. Se dirigió a la mujercita y le preguntó: "¿Y cual es tu más sentido deseo?" Y ella sin dudarlo le contestó:  "Yo gran dios, quiero tener el status de un ser humano"... Ah, eso si que es muy difícil, me tocará reunir una comisión para resolver tan complicada petición". (contada por Suniti Namjoshi).

En mi humilde concepto, lo tengo muy claro, ese cuento es de la India pero puede pasar en cualquier sociedad de la Tierra, por mi parte adoro a mis hijas y mis nietas a mis hijos y mis nietos, por que tanto los hombres como la mujeres son indiscutiblemente seres humanos, puesto que existe un solo sexo, el de ser humano. Y aunque sean dos, son complementarios y de por si necesarios para la viva. No me explico esa manía de las mujeres de querer parecerse a los hombres cuando en muchas cosas son claramente superiores y esto se ha convertido en una discusión idiota entre pendejos y pendejas, que no nos beneficia a nosotros como raza humana esa que nos concedió La Madre Naturaleza. Desde luego acepto críticas.

*** 

Mi primer sueño 'lúcido'.

El sueño lúcido, una puerta al más allá.
Y esto me pasó cuando dormía... Podía volar contra la fuerza del viento que me elevaba al pegarme en el pecho; tal vez por eso, o por otra razón -o sin razón- la realidad se me desintegró ante mis ojos y caía como en un bucle de lapso de espacio - tiempo o como si un brote sicótico (inusualmente repentino) me  hubiese trastornado el juicio. Pero no, era consiente de que estaba en poder (todavía) de una lucidez básica que me decía que esa era una realidad 'muy real'... hurgué en el jugo gris de mi cerebro haciendo una introspección de mi cuerpo físico y lo sentía, de manera que había que empujar la lógica, solo estaba en un 'sueño lúcido' que fue una delicia puesto que es de lo más vívido que un ser humano pueda tener, cuando se es consiente plenamente de que se está soñando. Fue mi primer 'sueño lúcido'; lo importante: fuera de vivirlo intensamente, es que hay que recordarlo con detalles al otro día.  

Te acuerdas de los más antiguos onironautas Tiresias el ciego y su compatriota Calcas, el augur de la guerra de Troya y Casandra, la vidente troyana a la que nadie creía y así miles de videntes, profetas, santos, chamanes y místicos de todas las calañas incluyendo a las brujas que navegan por el infinito mundo de los sueños y que después de despertar de sus 'sueños lúcidos' los integraban al mundo real como predicciones que vienen del más allá o como se dice en la literatura: "del otro lado del espejo" o la 'puerta al otro mundo' y que eran considerados "sueños sagrados" más allá del velo del mundo físico.

Bueno, esta es la introducción a ese mundo fantástico de los sueños lucidos y los que acompaño con un fuerte abrazo onírico.

Hortensio.



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