Saber y saberlo demostrar es valer dos veces.
Anónimo.
En este Plácido domingo, un motivo más para agradecer a todos y cada uno de Ustedes (Vosotros) por compartir conmigo la lectura de mi Blog, a veces insufrible, otras animadas y curiosas... pero siempre pensando en pasar un simple ratico cada domingo con diferentes temas sobre historia y literatura, poesía y prosa, crónicas, cuentos y algo más, después de este agradecimiento y con un fuerte abrazo, por esas más de 60.000 visitas a la página, entro al tema del día y es el relato en prosa de la vida de un resentido (misántropo) quien contestaba a la pregunta de el porqué de esa su vida... así, respondió: "Suerte aciaga"
Y sí, su vida fue una constante corrosiva de oposición sin sentido, su malhumor consecuencia de sus resentimientos y su negación radical de todos los "valores" heredados y su auto destrucción, fueron una constante. Su drama humano siempre colindó con la tragedia y el fatalismo... "Suerte Aciaga" como él decía o simplemente acumulación de desdichas y desesperación negra. Ese fue el periplo vital en ese espacio y tiempo en el que le tocó vivir o mejor subsistir; se estigmatizó con un resentimiento tal que le simbolizó retirarse y guardar distancia de esa "sociedad" que consideraba sucia, canalla y nauseabundamente hipócrita.
Por ello buscó vías de evasión entre ella la destructiva vida bohemia, rechazando la sociafílica y la política y sobre todo el reconocimiento social. Le fascinaba narrar aquella escena en que Antón Chejov, puso en labios de un joven artista cuando hablaba con un burgués: "Mi vida es triste, embotada, monótona, porque soy pintor, un pez raro, y he sido atormentado toda mi vida por la envidia, el descontento y la falta de fe en mi obra; soy siempre pobre, soy un vagabundo, pero Usted es un hombre rico y normal, un propietario, un caballero. ¿Porqué vive usted de manera tan vulgar y toma tan en poco la vida?"
La bohemia le pasó la factura y sus días se fueron sin mediar nada de nada... solo un pequeño poema escrito en una servilleta untada de salsa de tomate que decía entre manchas:
Y sí, su vida fue una constante corrosiva de oposición sin sentido, su malhumor consecuencia de sus resentimientos y su negación radical de todos los "valores" heredados y su auto destrucción, fueron una constante. Su drama humano siempre colindó con la tragedia y el fatalismo... "Suerte Aciaga" como él decía o simplemente acumulación de desdichas y desesperación negra. Ese fue el periplo vital en ese espacio y tiempo en el que le tocó vivir o mejor subsistir; se estigmatizó con un resentimiento tal que le simbolizó retirarse y guardar distancia de esa "sociedad" que consideraba sucia, canalla y nauseabundamente hipócrita.
Por ello buscó vías de evasión entre ella la destructiva vida bohemia, rechazando la sociafílica y la política y sobre todo el reconocimiento social. Le fascinaba narrar aquella escena en que Antón Chejov, puso en labios de un joven artista cuando hablaba con un burgués: "Mi vida es triste, embotada, monótona, porque soy pintor, un pez raro, y he sido atormentado toda mi vida por la envidia, el descontento y la falta de fe en mi obra; soy siempre pobre, soy un vagabundo, pero Usted es un hombre rico y normal, un propietario, un caballero. ¿Porqué vive usted de manera tan vulgar y toma tan en poco la vida?"
¿Quién puede medir lo insoportable...? |
La bohemia le pasó la factura y sus días se fueron sin mediar nada de nada... solo un pequeño poema escrito en una servilleta untada de salsa de tomate que decía entre manchas:
Mi vida se perdió por el camino angustiado
que llevó hacia ninguna parte
sonido muerto que nada puedo oír,
sombra milenaria que recoge tu silueta
y todo se calla ansiando tu presencia
¿Quién puede medir lo insoportable...?
Un triste abrazo...
Hortensio.
Hortensio:Quien puede medir lo insoportable...?
ResponderEliminarQue buen pensamiento, me encantó!