lunes, 3 de octubre de 2016

La prosa...

Ese lugar donde habita el momento...

La prosa, entre los poetas de la antigüedad y la edad media, era tenida como vergonzante por carecer de ritmo y métrica y desde luego no se asomaban por las academias, los griegos no podían entender por qué alguien como Homero, pudo -sin versos - escribir la Iliada y la Odisea, y siendo tan cultos no entendieron que la prosa, era la forma que tomaba naturalmente el lenguaje (escrito y hablado) para comunicarse con sus congéneres. Afortunadamente todo aquello quedó ampliamente superado y la poesía, la crónica, la novela y todos los demás géneros literarios, la adoptaron y asì tomó el lugar que le correspondía en el universo de las letras.

En éste atípico lunes, y a propósito de quimeras, guerra y paz, algunos ejemplos de prosa contemporánea:


De Dario Ruiz Gómez,  el poeta y narrador antioqueño, del cual soy su ferviente admirador y amigo, autor del libro "En Tierra de Paganos". De él, esta hermosa pieza que a continuación presento en donde se nota su sentida prosa social contestataria sobre los muchachos de Colombia y de Medellín... siempre "carne de cañón", la llamó:

UN CUERPO DE MUCHACHO

Un cuerpo de muchacho puede medir un metro ochenta en los más altos, los bajos pueden medir uno cincuenta, depende de la edad. A quienes la metralla ha desfigurado por completo, los cuerpos deshechos por las bombas, se les cubre con largos lienzos que remedan el cuerpo ausente. De la albura de las telas ungidas en la noche por las manos de madres y novias, brota el espectro de un desconsolado mancebo venido del reino de la humedad y de la niebla. Se escucha el trueno vigoroso de los altos páramos donde nace su origen y la ventisca emparama eternamente las aldeas dormidas. El rostro impávido de los muertos es la máscara de adolescentes que fueron inmolados al dios del progreso. Jamás supieron de éste sacrificio ya que su corazón es tempestuoso y presto, únicamente, al fragor del combate. Los obnubila el atropellado fluir de la sangre por sus sienes heladas: no les fue concedido el don de la palabra para que no los conmovieran las razones del recuerdo que es el único argumento que vence a la muerte.
No llegaron a escuchar los himnos de las sagas para endulzar los labios en el momento supremo ni esperaron a que el juglar venido de los barrios altos pudiera describir la pérfida desventura  de sus vidas lanzadas al crimen y al asfalto.

                                  

De la profesora Beatriz Miranda Cortes, (columnista del diario El Espectador, a quien leo con dedicación) una joven catedrática universitaria al referirse sobre el resultado del plebiscito, en una prosa deliciosa inmersa en una crónica periodística, algunos apartes...

El impacto del NO en la región. 

     El resultado evidencio una ecuación dolorosa: existe una Colombia que apoya y que financia la guerra y la otra que casi invisiblemente la padece. En el mapa de las votaciones, en los lugares en donde ha habido màs victimas directas de la guerra, el Sì triunfò.
     El No, visto en el contexto latinoamericano, es compatible con lo que està ocurriendo en la región. Aunque el plebiscito era para que el pueblo colombiano legitimara el fin del conflicto militar màs antiguo del continente, demostró la misma fractura de la mayoría de los países latinoamericanos en sus ùltimas elecciones; sociedades divididas y polarizadas.
     Durante algunos meses, Colombia fue la esperanza de un mundo inmerso en guerras sin sentido. Difícil creerlo otra vez, por màs que digan que los acuerdos de la Habana y el cese bilateral del fuego siguen vigentes. El presidente Santos recordó su responsabilidad con la estabilidad nacional. El líder de las Farc reitero la voluntad de utilizar la palabra como arma de construcción.
     Con todo, entre el sueño y el deseo de paz habrá un camino màs largo de lo que se estimaba, hay que recorrer los terribles escombros de la guerra, no en los campos minados, no alrededor de las potentes bases militares instaladas en Colombia, sino en los muros invisibles construidos en el imaginario colombiano.




Algo de la prosa poética de Farwel, para terminar estos ejemplos tan sencillos:

Donde habita el momento.

Cuando el tiempo implacable no nos espera en sus seguros pasos hacia lo arcano y las arenas en el reloj siguen cayendo en su carrera incontrolada, de puro despecho inocuo le gritamos: "¡tiempo no existes! pero la verdad sigue ahí y nos esclaviza, estamos atados a su rítmico péndulo.
Reconocer que perdí no me altera cuando indignado miro las manecillas del reloj y oigo su tic-tac interminable aceptando su tiempo. Pienso que es mucho el tiempo que ha pasado entre aquel primer beso hasta hoy, antesala de mi muerte y la dejación de mis quiméricos recuerdos, sueños que por demás son la única dimensión en donde puedo amarte eternamente... allí si que podía dominar a mi antojo al tiempo dictador, pero eso es ¿controlar?
Entonces me doy cuenta que el presente llama afanado al pasado formando entre los dos un ineludible espacio en donde habita el momento; allí te busco y no te encuentro, entonces vuelvo a mis quimeras que solo son engaños consentidos pero de los cuales no me quiero desprender y menos despertar...



Un abrazo lleno de regreso...

Hortensio.

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