domingo, 18 de septiembre de 2016

Humor fino... sólo para una sonrisa.

Bueno, ya que te has asomado por estos lares, quiero compartir contigo y en este Plácido domingo algo de humor fino, ese que sólo consigue una sonrisa y no una carcajada, ese humor fino que es inteligente y aunque sencillo lo pone a uno a pensar; pero ¿qué es el humor y su etimología? los antiguos griegos todo se lo tomaban muy en serio: para ellos había cuatro sustancias en el cuerpo que correspondía a los cuatro elementos, ellos eran sangre, bilis amarilla, bilis negra y agua.

Ellos mismos y sus herederos los romanos, lo convirtieron en un tipo de expresión que venía de la intimidad del cuerpo, como si fueran fluidos (humedad) era una postura del espíritu -positiva o negativa- de tener buen humor o tener mal humor... y desde luego se asimiló a la salud y su buen estado (era muy raro ver a un enfermo con buen humor) pero también se abrieron con el paso de los siglos nuevos humores: el humor negro que se refería a las enfermedades y a la misma muerte; el humor verde, que se vinculaba a la sexualidad y a la obscenidad (cuentos o chistes verdes); el humor blanco que no tiene connotaciones negativas ( racismo, machismo o xenófobas...) y el humor que nos convoca: el humor fino o inteligente que no hace uso de cuestiones escatológicas, se puede leer entre líneas y tiene juego de palabras... hay que leerlo más despacio.

                                                      

Ahora unos pequeños ejemplos, sólo para una sonrisa:

El dueño de una tienda de verduras puso un letrero que decía: "Berenjenas, 25 centavos cada una. Tres por un dólar". Cada cliente que entraba le decía: ¡Que poca cabeza tiene Usted! deben ser cuatro berenjenas por un dólar... el dueño de la tienda humildemente cedía a la presión y hasta el regaño y empacaba las cuatro berenjenas.

El vecino que era un sastre, lo había observado todo el día por fin se acercó a su vecino y le dijo: ¿por qué no corrige el error? a lo que el tendero le contestó; -¿Pero cuál error?  exclamó: antes de poner el letrero nadie compraba más de una berenjena.

                                      

Un agradecido y acaudalado hombre de negocios invito a cierto abogado de apellido Aguado, a jugar golf en un exclusivo club; el pobre rábula aceptó y con sus ahorros se compró la mejor ropa para la ocasión y al presentarse en el campo parecía un verdadero profesional. En su primer tiro manda la pelota a lo profundo del bosque. En vez de aceptar la penalizaciòn y empezar de nuevo, decide ir a buscar la pelota y sacarla de allí con otro golpe. Por desgracia, ésta rebota en un árbol, le da en la cabeza y lo mata.
Cuando llega al cielo, San Pedro le dice:
- Usted parece golfista ¿juega usted bien?
- Pues usted dirá - contesta el Dr. Aguado- : llegué hasta aquí en dos tiros.

                                    

El orgulloso padre al que recién le había nacido su primogénito le contaba a su mejor amigo:
- Fíjate, mi hijo heredó mis ojos, mi nariz, mi boca y hasta mi quijada...
- Bueno, no te atormentes. Lo importante es que nació sanito.

                                   
En Rusia, durante la dictadura de Stalin, en una reunión del Partido, el camarada Dobrinsky se levantó de su asiento y habló de ésta manera:
- Camarada presidente, sólo quisiera hacer tres preguntas. Si como se dice ésta es la nación más industrializada del mundo, ¿qué ha pasado con nuestros automóviles? Si hemos desarrollado la agroindustria más avanzada, ¿qué ha pasado con nuestra comida? Si somos los mejores ganaderos del mundo, ¿qué ha pasado con nuestra carne?

El camarada presidente miró fijamente a Dubronsky durante unos instantes, y luego se excuso:
- Es demasiado tarde para responder su preguntas camarada, en ésta sesión pero en la próxima lo haré. Y levantó la asamblea.

La semana siguiente, cuando volvió a reunirse la asamblea, otro miembro del Partido se levantó y y pidió la palabra: - Yo sólo quiero hacer una pregunta... ¿Qué le paso al camarada Dubronsky?


Un ladrón se metió cierta noche a una casa en donde aparentemente no había nadie, de pronto oyó una voz que decía: "Te estoy viendo y el Santo también". El sorprendido ladrón trató de avanzar y de nuevo volvió a oír: "Te estoy viendo, y el Santo también". Entonces el ladrón dirigió la luz de su linterna hacia el lugar de donde provenía la voz, y descubrió a un loro.
- ¡Pajarraco estúpido! exclamó el ladrón en tono de desahogo. El ave repitió su cantaleta... ¡Cállate! ordenó el hombre mientras encendía la luz de la habitación. En ese instante vio a un gigantesco perro doberman, sentado junto a la percha del loro que empezó a mostrar sus dientes descomunales y mirada amenazadora.
- ¡Atácalo, Santo! chilló el loro.



Algunas frases de Groucho Marx:

- ¿No es Usted la señorita Smith, hija del banquero multimillonario Smith.? ¿Noo...? Perdone, por un momento pensé que me había enamorado de Usted.

- Encuentro a televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro.

- Hace tiempo conviví casi dos años con una mujer hasta que descubrí que sus gustos eran exactamente como los míos: los dos estábamos locos por la chicas.

- La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.

- Lo malo del amor es que muchos lo confunden con la gastritis y, cuando se han curado de la indisposición, se encuentran con que están casados.

- No piense mal de mi señorita, mi interés por usted es puramente sexual.


Por favor, ante todo buen humor que alivia nuestro tráfago diario... abrazo.

Hortensio.


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