domingo, 26 de junio de 2016

Un amor, de esos... imposibles.

En éste Plácido domingo, más prosa intrascendente...

Advertido por la "experiencia" sabía que enamorarse de aquella muchachita era insensato, muy tentador, desde luego peligroso y angustiosamente... inevitable. Estaba atrapado de su bella mirada, atracción fatal que no evitaba, innegablemente cautivada su vida emocional estaba en peligro y sin embargo se arriesgó, 'destino inevitable'. Como todo amor imposible -y él lo sabía- se llenó de dudas y misterios, había que salvar la distancia de los años traumada por los prejuicios e incapaz de luchar en contra de sus sentimientos, quiso comprender los de Ella, que con un claro y desafiante interés hacia y por él, no quiso evitarlo y buscó refugio en su "amistad"... era de belleza hipnótica, pero insegura, tímida e introvertida pues lo había perdido todo sin tan siquiera comprender la infinita ternura y nostalgia que da 'la pérdida' de las personas y hasta de las cosas; pero se decidió y eso era ya hacer un camino nuevo y los dos fluyeron como el cauce de un río a punto de desbordarse que atrapó la fugacidad de sus vidas y aunque muchos no lo crean, sus sensaciones se volvieron emociones de ternura y cariño... sencillamente encontraron un refugio en donde vivieron "felices" ( sin comer perdices) en un eterno presente que desalojó de la memoria el desagrado y el recelo, de las críticas morbosas de un pudor del que pudieron huir salvando con amor, la distancia de los años...   


Fue un hombre que a fuerza de contemplar la vida, se hizo despreocupado y escéptico, vio como todas las cosas pasaban y morían... cómo con cada sol moría una ilusión y hasta la semilla que regaba en el surco después de florecer se mustiaba y fenicia; y vio como los pechos de su amada se tornaban flácidos con las primicias de su jugo, viendo que el amor, que el odio, la verdad y la mentira, tenían un sentido acomodaticio, trivial y vulgar. Por eso se casó bellamente con la muerte y alegre viviò con la pena... y se hizo altivo, ya que, la esencia de muchos placeres, está en causar dolor a los demás.

Cuando mi tiempo se cansó, fue hora de mudar la piel para sentir que podrìa llegar al mañana esperando la señal deseada, sin alucinaciones, sin desmesuras, sin fantasías inconciliables que encuentren la razón de ser. No volver al caos desgarrador y atroz, con su presencia degradante y vil... es momento de construir espacios y convertirlos en puntos de fuga antes de terminar divagando por espacios ignotos y, cuando mi tiempo se acabe de cansancio poder decir: dejemos a cada vida su afán.

Un cansado abrazo de cariño.

Hortensio.








No hay comentarios:

Publicar un comentario