domingo, 28 de febrero de 2016

Las 'Novias de la muerte'.

En éste Plácido domingo, me he propuesto hacer un 'pequeño homenaje recordatorio' de aquellas excepcionales mujeres que desde la sensibilidad de su poesía "decidieron cuándo apagar la luz" y tomaron la válida decisión de poner fin a sus días por su propia mano. Hoy tres suramericanas de nuestra época: la argentina Delfina Tiscornia,(1966 -1996); la Peruana Marta Kornblith (1959-1997) y la colombiana María Mercedes Carranza (1954-20039).

Delfina Tiscornia, el primero de junio de 1966 a sus 30 años, decidió por su propia cuenta despedirse de este mundo .

Delfina...

Esa noche                                    

Esa noche
levantamos la muerte de la mesa
y lavamos los platos.

Esa noche
tu cintura rodó como globo de fuego.
Nos reímos
debajo de la cama.

Al día siguiente
te miré fijo:
echamos a la suerte
 quien cocinaría
los restos húmedos.

En adelante
siempre fuimos otros:
jugamos a ser príncipes
en una casa desalojada.

hoy descubrí una araña transparente
en el techo del cuarto;
mañana quizás
salte por la ventana.


Martha Kornblith, aunque nació en Lima Perú desde muy niña fue llevada a Caracas en donde se quitó la vida un 29 de mayo de 1997 lanzándose al vacío desde un quinto piso... era esquizofrénica.

Martha y su más célebre foto.

La calle está llena

La calle está llena
y hay una mujer
que en el fondo de su cuarto
llora sola.

Ama a un hombre
que escribe teorías.

Recuerda el día
lleno de adioses últimos.

Esa noche,
y afuera
me llueve.

Porque es viernes,
diciembre
y te vas.



Maria Mercedes Carranza, nació y murió en Bogotá en donde puso fin a sus días una noche del 11 de julio de 2003 con una sobredosis de barbitúricos y Whisky.

La poetiza antes su muerte...

Maldición

Te perseguiré por los siglos de los siglos.
No dejaré piedra sin remover.
Ni mis ojos horizonte sin mirar.

Donde quiera que mi voz hable
llegará sin perdón a tu oído 
y mis pasos estarán siempre
dentro del laberinto que tracen los tuyos.

Se sucederán millones de amaneceres y de ocasos,
resucitarán los muertos y volverán a morir
y allí donde tu estés:
Polvo, luna, nada, te he de encontrar.




Si pasas por aquí, recoge mi abrazo.

Hortensio.

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