Corría el año de 1879 y el día al atardecer era el 21 de octubre, cuando Edison citó a periodistas y vecinos (tres mil) al Menlo Park de Nueva York, para hacerles una demostración de su 'bombilla eléctrica' y hablarles de electricidad... entre los invitados se encontraba un viejo periodista de Syracuse N.Y. que escribió lo siguiente a los dos días de ver prendida en forma ininterrumpida, la 'bombilla eléctrica' en el parque...
Sin un eléctrico comentario... |
"La energía eléctrica, un cambio de era. Una verdadera revolución de consecuencias insospechadas. Ésta era es tan radical para el hombre como aquella del Neolítico o la era del carbón y del acero que estamos viviendo. Estamos ante un violento cambio de esquemas, todavía no sabemos de que consecuencias aunque algo... vislumbramos.
Dios, ayúdanos a ser sensatos. ¿A donde vamos a parar?... sin tu guía no hay vida y sin vida ¿para qué queremos estos inventos? que sin duda cambiaran las actitudes, los valores, ¿y por qué no, las creencias? es materialismo y así vamos por mal camino, vamos demasiado deprisa y hay cosas que no deberían cambiar."
¿Algo habrá cambiado desde ese lejano año de 1879 del final del siglo XIX? mucho... muchísimo o nada, según lo veamos. Lo que si no a cambiado y seguimos viendo es una rémora que persiste incólume: El miedo a lo desconocido. Ese que desde el alba de la humanidad, han aprovechado sistemáticamente 'avivatos' para inventar seres invisibles, religiones y sectas de todos los pelambres, colores y sabores, pues sabemos 'desde siempre' que el mayor enemigo del hombre es el miedo, el temor que embrutece y paraliza, de ello habrá quien saque 'tajada', allá ellos y los que se dejen engañar por miedo.
Yo, sin miedo me repito con las palabras del viejo periodista... ¿a donde vamos a parar y cuales serán sus consecuencias? algo vislumbramos. Sólo que el progreso es inatajable y 'añoro el futuro pues en él pasaré el resto de mis días' ojalá con bellos, extraños y necesarios inventos que nos aseguren nuestra subsistencia como especie en el devenir de los tiempos.
Un abrazo futurista.
Hortensio.
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