domingo, 21 de abril de 2013

Un poema de 25 siglos.


Como todo en el azar, hace unos días cayó en mis manos, una vieja revista (por sucia y usada) llamada IRIS, en la que leí, con pasión, una traducción libre de Juan Manuel Macías, de los veintiséis hexámetros sobrevivientes de los trescientos que escribiera Erina de Telos (siglo IV a.d.C) a la muerte de su amiga Baucis, ella los llamó... LA RUECA.

El único registro gráfico de Erina de Telos.


Oigamos éstos sentidos versos para poder ver lo bello de éste cuadro:

...de los caballos a las olas profundas
te abalanzas tú con pies enloquecidos
más yo entonces gritaba: "¡Ya te tengo",
Y cuando eras tortuga, corrías
mi amiga!" a través del recinto del gran patio.

Esto es lo que yo lloro, desventurada Baucis,
con profundo pesar: estos vestigios tuyos,
en mi corazón yacen aún ardientes, muchacha.

De niñas, en los cuartos, junto a nuestras muñecas,
jugando a ser las novias y libres de cuidados.
Y, al despertar el alba, la madre que entregaba
la lana a las sirvientas tejedoras, venia y te
llamaba para salar la carne.

¡Ay, de pequeñas, cuanto miedo nos daba Mormo
las de las grandes orejas que andaba a cuatro patas
y que miraba de una cara a otra!

Pero, cuando marchaste hacia el lecho de un hombre,
mi Baucis, olvidaste cuanto habías oído
de tu madre en la infancia, que Afrodita
el olvido metió en tu corazón.

Y yo que te lamento no asisto a tus exequias:
no tengo pies profanos para dejar la casa,
no conviene a mis ojos contemplar un cadáver
y no puedo llorar con los cabellos libres.
Sin embargo me araña un rubor de vergüenza...



Así queda este testimonio de amor entre dos amigas, en un epitalamio (si así se puede llamar), de verdad hermoso, como todo lo que nace del sentimiento puro y al momento de enfrentarnos ante la "Gran Resignación".

P.D. De otro lado, pedir disculpas por mi ausencia del blog, se que cuento con su comprensión antes de dar explicaciones, así somos los Blogeros... crisis y silencios, pero es nuestro vicio y siempre encontramos el camino de regreso.

Un gran abrazo


Hortensio.




















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