domingo, 5 de octubre de 2025

Un Falopero...

El único consuelo es entrar en el
caos, volverse caótico tambien.
Mario Benedetti.


La soledad de un falopero es inevitable...
Era un intelectual y fino falopero adicto a la cocaína y a la morfina -infortunio adverso, situación desgraciada - que compraba en el 'mercado negro'... su adicción lejos de llevarlo a ser un personaje decadente que lo conduciría indefectiblemente a la indigencia física y mental, extrañamente lo convertía en tipo bien puesto, culto y algo especial, locuaz, divertido y hasta brillante que festejaba la vida con la euforia falsa de un festín sin fin ni medida.

Era sin duda alguna un simpático altanero que no claudicaba su decencia ante nada y menos en la ofensa. burda e infame que no faltaba; nunca traspasó el límite de lo platónico por el amor que sentía por las mujeres de sus poquísimos amigos. Pero "el irrepetible ultraje de los años" como decía Carpentier, le pasó factura en un momento trágico de su vida... se había consumido la gran herencia familiar en juegos epicúreos del buen vivir.

Desgraciado en sus amoríos nunca concretó una relación estable pues en la intimidad era insufrible y turbulento debido casi siempre a la depresión consecuencia del síndrome -pernicioso- de abstinencia que lo convertía en un ser irritable con brotes de agresividad, cuando el maligno circulo se cerraba sobre su mente adicta, tenía que salir en busca del infame y toxico placebo de la narcótica mentira que le daba la 'droga'...

Así lastimeramente sus poquísimos "amigos" se fueron retirando eludiendo su ya gastada presencia, lo notaba pero poco ya le importaba pues sentía que se estaba acercando a su 'trágico pero feliz final' como se decía a sí mismo pensando en su plan B... la salida insana y vesánica de la 'sobredosis', esa que lo compensaría con sacarlo dulcemente de éste plano de asquerosa realidad.

Pensado y hecho, lo hizo en la depresión más caótica de su singular existencia y se fue de la mano suave y sutil de un fantástico delirio en el que su adorada abuela, su único amor, le tendía su nívea mano que él trataba de alcanzar con desesperación,.. ¡descansó!!

Solo un abrazo repetido...

Hortensio.


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